La tendencia tan habitual de encumbrar títulos por el mero hecho de ser antiguos se traduce en que tachamos trabajos mediocres como "Los ojos sin rostro" de obras maestras del género. Yo lo único que le veo es el notable parecido con "La piel que habito" (2011), otra que tampoco vale la pena. Por lo demás, se ve a la legua que es de serie B, de limitados recursos, tono plomizo, actuaciones más que discretas, puesta en escena pobre y guión regular. La historia es llamativa, no lo niego, pero su lento desarrollo produce cansancio y su final, indiferencia.

La verdad es que no sé qué pretendía hacer Georges Franju. Entre drama, thriller y terror la película transita sin que te produzca más impresión que el asco por cierta operación facial. Por supuesto, no hay momentos ni tensión, ni de peligro, ni sorpresa, ni de intriga, ni nada de nada. Al respecto alucino con los epítetos con los que adornan el filme: poesía, belleza, lirismo... Qué cosas más feas y más simples se ven para que esto les parezca así. Para acabar, tan sólo añadiré que con la máscara está casi más guapa y que lo de estos lelos policías no lo hace ni Torrente.