Resulta que vi por primera vez "Un paseo para recordar" hará como hace quince años, en un viaje a Lanjarón (Granada), sí, donde hacen el agua, una tarde, a la hora de la sobremesa. Esto y otras circunstancias, entonces no conocía ni a Shane West, ni a Mandy Moore, le daban un aire de película de serie B. Pero no nos equivoquemos, no lo es en absoluto. De hecho es la adaptación de una de las novelas más auténticas de Nicholas Spark, en la que se inspiró en su hermana Danielle Sparks Lewis, la homónima "Un paseo para recordar", publicada en 1999. Dicho esto, el paso por el cine de este largometraje no es que fuera apabullante y en concreto es una de las obras de Spark menos taquilleras de toda su "filmografía", exactamente la número nueve de once en total, a precios brutos, con cerca de 48 millones de dólares recaudados en todo el mundo.

Dicho esto, nos encontramos con un drama romántico muy adolescente pero al mismo tiempo muy maduro, con lo que gustará a públicos de todas edades. Junto a una trama bien llevada, una puesta en escena muy clásica y una banda sonora interesante, tenemos a dos personajes protagonistas, cada uno a su manera, la "niña buena" y el "chico malo", altamente atractivos. Resulta muy difícil que no se enamoren entre ellos, por mucho que aparenten que no lo van a hacer, y el espectador al mismo tiempo de esta pareja. Pero hay más, además de un crucial secreto entorno a la bella Jamie (Mandy Moore), que es un tratamiento genuino del amor de verdad, ese sentimiento que nos lleva hacia el bien y la belleza, según Platón, de querer ser mejor persona y de hacer lo imposible por ella o él. Tierna, romántica y emotiva hasta verter alguna lagrimita. Buena.