Mejor que dejemos el oeste donde está, porque viendo películas como esta en las que ese paisaje americano parece rozar el ridículo, nos daría incluso reparo pisar esas arenas americanas. Colin Farrell, grandísimo actor en muchas películas, aquí parece sacado de una obra de teatro infantil, donde las bromas junto con los otros actores, ofreciéndonos un punto de vista cómico a esta película de "acción trepidante", costarán hacer reir incluso al más gracioso de los mortales. Como siempre, lo más inverosímil de este film es como los americanos, una vez más, vuelven a ganar y vuelven a mostrar su prepotencia mostrándonos acciones que rozan lo surrealista. En fin, demasiada felicidad en una película que tiene muchos tintes de imperfección.