Difícil aprobar esta inclasificable secuela. Quizá en manos de Stuart Gordon (Director de su premisa original), que aprovechó bien bien sus cartas en "Re-Animator", el resultado hubiese sido más vistoso; y es que hay poco destacable, una historia que empieza bien, pero que se pierde en su propio delirio, lamentablemente, este extraño "homenaje" al clásico "La Novia de Frankestein", se queda en terreno de nadie, y es una pena, lo tenía todo para haber resultado una película, al menos notable, pero su narrativa y lo fangoso de su guión acaban destrozándola.

Si se ha de destacar algo, y lamentablemente es corto el placer, es la aproximación y planteamiento visual en la recreación del ser creado a partir de cadáveres, y no descubro nada, la escena de la explicación de las partes que componen al "monstruo" que plantea Herbert West a su socio en sus investigaciones, es más que estimable, y más teniendo a un Jeffrey Combs apoderándose de su papel, al igual que en la película anterior; también la aparición de la "creación" es de una calidad estimable, pero el conjunto general se resiente por el absurdo rumbo que acaba tomando la cinta, a medias entre la parodia y la burla, y quizá, la falta del factor "terror" en los tiempos que tan bien manejó Stuart Gordon en la película anterior, no hay factor sorpresa y le falta el ambiente necesario.

Pero no es una película aburrida, se deja ver, tiene dosis de sangre y víscera considerable, quizá le falta el deseado toque erótico que si tenía su antecesora, aquí hubiese subido el nivel de la función considerablemente, y las secuencias en el laboratorio, extrañamente situado en la casa mortuoria de un cementerio (buen detalle este), son aceptables, ayudando la fotografía en este aspecto, y por lo demás nada destacable, pudo ser mejor, pero para una tarde de invierno con chimenea y manta, es un buen plan. Entretenida a ratos, poco más.

SALUDOS.