Un pederasta treintañero queda por internet con una adolescente a la que invita a su casa. Sin embargo, su plan para abusar de ella dará un giro de 180 grados cuando se despierta drogado e inmovilizado. La joven, que conocía sus intenciones de antemano, le torturará salvajemente como venganza.

Todo el film es una sesión de tortura psicológica en un ambiente malsano muy logrado en el que sufrimos con el protagonista las terribles humillaciones y torturas que lleva acabo la sádica joven.

En esta película es donde mejor encaja aquello de que es mejor sugerir que mostrar, puesto que el director consigue que sin enseñar ningún plano desagradable lo pasemos realmente mal. Lo que nos imaginamos es peor que lo que podamos ver. Y eso que la chica no escatima en detalles a la hora de explicar lo que está haciendo.