El hijo de Denzel Washington acompañado del cada vez más afianzado Adam Driver protagonizan esta historia policíaca basada en hechos reales sobre la infiltración en el Ku Klux Klan del primer agente negro de Colorado a comienzos de los setenta. Con la ayuda de un compañero judío se adentra en la organización racista de extrema derecha engatusando a su líder David Duke.

Afortunadamente el cansino adoctrinamiento de Spike Lee no tiene mucho peso en la historia gracias a la presencia de otros tres guionistas. La trama está contada en clave de humor y en ella se establecen paralelismos con la situación actual mostrando las ideas y el comportamiento de gran parte del electorado de Donald Trump, actual presidente estadounidense en relación a la creciente ola de violenta racista que asola el país.

La película mantiene el pulso y se ve con interés pero el clímax final falla cuando la música suena por encima de la acción como si se tratase de un vídeo musical lo que provoca que nos distanciemos de los se ve que por otra parte se muestra de manera confusa.