El éxito editorial de las novelas eróticas de E.L. James no ha tardado en adaptarse al cine de la mano de la directora Sam Taylor-Johnson. La película, que ha sido a su vez un gran éxito de público, es un calculado ejercicio de provocación erótica con pinceladas sado todo muy light y dentro de los límites permitidos por la rígida moralidad estadounidense. Tenemos generosos desnudos de una correcta Dakota Johnson, que es la viva imagen de su padre, y desnudos parciales de su protagonista (plano semiexplícito de sus genitales incluido) del guaperas Jamie Dornan. Un yogurín perteneciente a esa generación de hombres cortados todos por el mismo patrón que hace que todos parezcan iguales y resulte difícil distinguirles o recordar sus caras.

La polémica suscitada por lo "escandaloso" de su argumento me parece exagerada. Más bien se ha tratado de una manida estrategia de marketing porque la realidad confirma que tal polémica no es para tanto. De hecho a mi me pareció una película bastante blanda en lo que se refiere a las escenas sexuales y además acaba siendo muy aburrida en lo relativo al tema del contrato amo-sumisa. El morbo de la historia no es suficiente para sustentar una trama vacía más preocupada en las formas que en el contenido. Los personajes están poco definidos aunque tal vez en las prometidas secuelas se ahonde más en este asunto. Algo que desde luego no vendría mal.

De todas formas en su defensa diré que no me ha parecido tan mala como la han puesto. Creo que la crítica estaba predispuesta a machacarla de antemano con claros prejuicios. Me quedo con el trabajo de su protagonista y la elegante estética que destila toda la película. Le ha faltado ser más traviesa, algo más lanzada y provocadora, al final te quedas bastante frío y decepcionado.