En este caso, “obvísimamente”, la original es la SHERLOCK HOLMES de Miyazaki, 10 años más antigua y con una animación y nivel de detalle mucho más cuidados que la versión de marca blanca, esta MONTANA JONES. Ambas coproducciones italo-japonesas, ambas ambientadas en un mundillo inicios siglo XX steampunk poblado por perros y ¿gatos? antropomórficos, y ambos compartiendo el mismo villano irascible desprecia-esbirros. Sólo que en la antigua era Moriarty y en la de los noventa lo llamaron ‘Lord Zero’.

Lo llamativo, cuando he revisado más o menos simultáneamente las dos series, fue comprobar cómo la que tenía mitificada de mis primeros recuerdos de infancia, allá en los felices años ochenta, era un coñazo importante. Con un sentido del humor... un tanto cringe a estas alturas; personajes cansinos y algo repelentes, y tramas aburridas.

MONTANA (como se la conoció abreviada, al menos cuando yo la vi por primera vez en Canal2 Andalucía) y pese a un doblaje made in estudio Arteik que tela marinera, tiene aventuras, acción, cierta comedia blanda, y aprendizaje histórico y geográfico. ¿Original? Absolutamente no (Montana JONES, qué sutiles). Pero si alguna vez te obligan a ver la serie completa de SHERLOCK HOLMES vas a echar unas siestas épicas; con MONTANA puede que hasta te entretengas.