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Sergio Berbel rating:
10
Drama Freddie Clegg isn't sure if he can carry out his plan for "her" until he stumbles across an isolated house for sale in the English countryside, the house he spots while he's butterfly collecting. The "her" is London based art student Miranda Grey, the plan to kidnap and hold her captive. Much like he loves his butterflies, Freddie loves Miranda, but from afar. In his mind, his love for her is based on respect for her as a person and not ... [+]
Language of the review:
  • es
January 27, 2023
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William Wyler, uno de los cineastas más trascendentales de la historia del cine, después de haber regalado a la humanidad en 1961 una de las mejores películas jamás vistas, “La calumnia”, decidió volver al color cuando retornó al cine cuatro años después con “El coleccionista”, una cinta influida, como tantas otras, por el punto y aparte definitivo en dicha temática que significó “Psicosis” de Alfred Hitchcock, que había sido estrenada en 1960.

Pero la gran aportación al género de tan excelso cineasta como fue Wyler está en el tratamiento de la relación que se establece entre secuestrador y secuestrada, donde la parte de thriller afortunadamente se diluye totalmente para centrarse en el análisis de comportamientos y sentimientos divergentes que se produce en una simbiosis imposible entre víctima y verdugo conforme transcurre el tiempo de cautiverio.

William Wyler adapta una novela de John Fowles sobre un joven desequilibrado, volcado en su pasión por coleccionar mariposas, que se obsesiona con una bellísima chica, a la que secuestra para forzar que se enamore de él. Lógicamente, en una película que prácticamente transcurre en un único espacio y con dos personajes, las interpretaciones tienen que ser piedra angular de la misma, y ahí el triunfo de casting es arrollador, encarnado al psicópata un Terence Stamp soberbio y siendo una impresionante y perfecta Samantha Eggar su víctima. Eggar se convierte en la reina indiscutible de la función con una sutil interpretación gestual (en esta cinta los diálogos, siendo importantes, no ocupan la mayor parte del metraje) absolutamente insuperable.

En lo estético, William Wyler decide, en un acierto soberbio, utilizar la elegancia en lentos movimientos de cámara sin montaje que tanto idolatro en él durante la trama, pero reserva una concepción mucho más moderna e inquieta de rodar, incluso con cámara al hombro y acelerado montaje, para las dos escenas “de acción” que contiene el film. Un acierto sublime que hace de esta cinta un paradigma del cine del género de psicópatas, con una magnífica dirección de fotografía de Robert Surtees y Robert Krasker.

Para completar esta maravilla, añadamos que la música original de la película está firmada por Maurice Jarre. Absolutamente imprescindible.
Sergio Berbel
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