“Cómo acabar con tu jefe” es una comedia a medio camino entre el humor negro y la pelícua de colegas en la que tres desgraciados, chuleados en sus respectivos trabajos, conciben un plan tan descerebrado como ellos para deshacerse de sus jefes. El planteamiento es muy, muy simple pero tan efectivo que a los pocos minutos de empezar la película es probable que hasta el espectador más exigente haya renunciado a exigirle nada que no sea pasar el rato con una carcajada más alta que la anterior.

Sin entrar en demasiados detalles, la efectividad probablemente proceda de que la ejecución del plan, o su intento, ofrece un montón de situaciones ridículas propicias para el gag de manera natural, fluida. No sé si voluntaria o involuntariamente, pero se nota que los sketches y golpes de humor están integrados EN una película y no al revés, hilvanados ad hoc POR una película. Adicionalmente, las diferentes habilidades interpretativas de los protagonistas proporcionan un repertorio cómico de amplio espectro capaz de enganchar a los amantes del histrionismo, de la ironía o de la gestualidad. Y luego está lo mejor. ‘Secundarios’ como Jamie Foxx, Colin Farrell, Kevin Spacey y Jennifer Aniston en papeles disparatados, por debajo de lo que suele ser el nivel de sus registros habituales, que ponen a prueba - prueba que superan con nota - la capacidad de reírse de ellos mismos y construir personajes polémicos que, precisamente por eso, sorprenden agradablemente, como la doctora que acosa a sus empleados y abusa de sus pacientes drogados. Sí, eran otros tiempos, donde podías hacer chistes de casi cualquier cosa confiando en que la inteligencia y el sentido común del espectador le permitieran entender que lo que ve es una parodia, una ficción, una exageración… no una apología de nada ni hay una intención de fomentar nada.

Yo creo que es imposible no reirse - o como mínimo no pasarlo bien- durante gran parte de la película. Si no sintonizas con las patochadas de Charlie Day lo normal es que sea porque te va más con los chistes serios de Jason Bateman y, si no, las caras de Sudeikis. El caso es que siempre suele haber en pantalla un o dos motivos para la sonrisa a la espera de que lleguen los secundarios de lujo a dar la estocada en forma de carcajada. En otras palabras, “Cómo acabar con tu jefe” cumple con su objetivo, que es lo mejor que se puede decir de una comedia.