A Scott Cooper se le notan maneras, y es probable que algún día de un paso más en su filmografía y ruede una película completa, subiendo un escalón más hacia el talento. Sin embargo, en la búsqueda de la fama se ha quedado en tierra de nadie, y no será porque no lo intentara con "Black Mass", una historia adaptada que prometía altas dosis de temperatura y que finalmente te deja frío y distante.

Su principal problema radica en que toma la base de una historia troncal a través de la vida de Whitey Bulger, de la que vamos sabiendo varias cosas sin llegar a profundizar en ninguna. Tampoco nos ofrece su entorno, mas bien, nos limitamos a observar situaciones lineales que se van sucediendo sin conseguir averiguar las distintas subtramas que ofrece la obra, perdidamente desarrolladas. Cumple de tal modo que no la deja en mal lugar, pero tampoco te entusiasma.

Ciertamente, es un alivio poder ver a Johnny Depp fuera del mundo Disney que se había creado, y se admira la labor de Joel Edgerton como el personaje que más llama la atención del largometraje. Sencillamente, hablamos de que no estamos ante una mala película ni muchos menos, pero la resta el hecho de no tomar riesgos, discurriendo sin pena ni gloria resultando incluso previsible. Aguantas la espera, pero el factor sorpresa no llega ni te muestra algo que no hayas visto antes. Quizá, porque lo que hayas visto antes dejaba el listón demasiado alto o simplemente, sabes que Scorsese no hubiese rodado algo perfectamente olvidable.