Hay que ver lo mal que se lo monta Nacho y lo mucho que folla, podríamos decir, lo cual no deja de ser sorprendente. Un mentiroso compulsivo, un sinvergüenza, un cínico que manipula al personal para lograr sus fines, seductor y repulsivo al mismo tiempo (te arden las palmas de las manos debido a las ganas de aplaudirle en la cara). Puro teatro filmado, con profusión de primeros planos y planos-contraplano, un admirable ejercicio de verborrea apuntalado en un inmenso Eduard Fernández, cada día mejor. Ah, pero tiene una muy seria competencia, porque hace tiempo que no veía un elenco de actrices tan contundente, tan sabio y tan metido en el pellejo de su personaje. En realidad, el Goya tendría que haber sido para ellas ex aequo. No se me ocurre cuál está mejor. Dejando a un lado, quizá, a Michelle Jenner en su papel de choni, todas las demás son auténticos monstruos de interpretación. Qué gozada oír sus diálogos, ver sus expresiones, con la certeza de que todas, en un momento u otro, están improvisando y llevando el texto más allá de lo escrito. Eminente película coral, recomendable para todo aquel que disfrute con el buen trabajo de unas actrices (y un actor) en estado de gracia.