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Spain Spain · Madrid
horacio rating:
3
Western George Stevens' classic Western, adaptated from the Jack Schaefer novel, stars Alan Ladd in the title role. Riding the ranges of Wyoming's Grand Tetons, Shane stops at the farm of homesteader Joe Starrett (Van Heflin) just before Ryker (Emile Meyer), a powerful and predatory cattleman, arrives with his hired muscle to make the farmer a threatening offer for land that he intends to get by any means necessary. When Shane lets the cattle ... [+]
Language of the review:
  • es
November 1, 2009
14 of 40 users found this review helpful
Todo es demasiado previsible, y casi siempre inverosimil; Alan Ladd muy anodino y el ritmo de la película de una lentitud insoportable, carente de vigor.

Y para más INRI, Jack Palance, quien sería un muy buen actor de malo malísimo y excelente intérprete de varios dramas (The big knife, por ejemplo) y hasta de estupenda comedia alemana (Bagdad café), hace aquí una especie de debut que da risa, esa clase de asesino a sueldo con sempiterna sonrisa en la boca que acaba muriendo como un imbécil.

Van Heflin es la película, y eso que apenas tiene ayuda en su esposa, la espantosa Jean Arthur, con voz de pito incluida, y un niño marisabidillo bastante poco soportable; pero Heflin vive a tope el drama del hombre que se la juega a diario para echar raíces. Lo demás, poco y nada.

Incluso el final del pistolero pura bondad en defensa de la familia que él no puede tener, por encima del auténtico héroe pater familias, es tremendamente reaccionario, con tufo a "menos mal que estoy yo, el salvador, que si no...".

Acepto que el hecho de que el pistolero Shane-Ladd tenga mérito importante, precisamente por no tener el corpachón de otros número uno del género, pero sus dos escenas de megaacción son imposibles. Puede que allá lejos y hace tiempo tuviera algún sentido que me entusiasmara, pero aquí y ahora, rediós, qué bodriazo de película, qué lata de western pasado por la licuadora de los tópicos sin una sola secuencia con auténtica fuerza, aparte de las de Heflin, claro, el único con quien me puedo identificar a lo largo de una película francamente penosa.
horacio
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