No sé si la vida de un farero es muy dura, pero sin duda tiene que ser bastante aburrida. Así que me estaba temiendo que esta producción británica con poca promoción sería un tedioso rollo. También la participación de Gerard Butler en un proyecto como este, tenía toda la pinta de ser un mero reclamo comercial para llamar la atención.
Y tras muchos cambios de opinión que he ido teniendo según la veía, al final se ha demostrado que sí, que desgraciadamente es mala.
He estado a ratos mirando el reloj, y a ratos pensando que quizás no iba a estar tan mal al fin y al cabo. Pero cuando he terminado, creo que le pesan más los defectos que las virtudes.
Es un thriller de entorno aislado que parece que va a estar interesante cuando empiezan a pasar cosas, pero que vuelve una y otra vez a las escenas vacías, a los silencios, a una exasperante lentitud narrativa incluso en secuencias de enfrentamiento. El argumento, como decía Bilbo Bolsón, es como mantequilla dispersa sobre demasiado pan. Tal y como nos la cuentan, la esencia de la historia podría haberse resumido en un tercio del tiempo que dura el film, que tampoco es demasiado largo que digamos. Toda la tensión de la situación que podría haber, se diluye con planos largos, secuencias en las que les vemos comer y escenas con Gerard Butler cantando.
Así que, aunque he dudado mucho entre si es mediocre o mala, al final me decanto por lo segundo. Si he estado deseando de que avanzara o incluso que terminara en más de una ocasión, es porque algo falla.