Crítica escrita tras ver la primera temporada completa.
El famoso personaje de Tom Clancy vuelve en formato serie, con el quinto actor (si no me equivoco) que le encarna.
No sé qué novela adapta (si es que adapta alguna) esta primera temporada, pero en cualquier caso, la historia se corresponde con la geopolítica y espionaje más actuales, y no con la sempiterna guerra fría, que ya está desfasada a no ser que la ambienten en los 80. Ya metieron la pata con eso en la reciente “Gorrión rojo” con Jennifer Lawrence.
Además, vuelven a presentarnos a un Jack Ryan que está empezando y al que sus jefes no le hacen demasiado caso al principio.
La serie está bien, teniendo en cuenta que es más de espionaje de despacho que de acción de combate.
El diseño de producción es correcto. Las escenas en Oriente Medio y Yemen cuelan, aunque hay que reconocer que hay breves momentos donde podrían haber disimulado mejor las barbas postizas de algunos árabes. Otras localizaciones como París, dan la sensación de que sí se han filmado realmente allí, aunque hoy en día todo es posible.
La trama terrorista es interesante, aunque como digo, principalmente la historia se desarrolla con la investigación de la CIA y menos en la acción de campo, como de hecho ya pasaba en las otras películas y supongo que en los libros de Clancy. De todas formas, Ryan de vez en cuando se ve forzado a “pisar la calle” e incluso disparar alguna que otra vez.
Aunque evidentemente pone a los malos en un bando claro, también nos cuenta las penurias de la gente inocente que sufre como daño colateral. La historia de Hanin es un buen ejemplo de lo que digo. Este hilo argumental es bastante interesante.
Esta producción, en general, es entretenida. Se agradece que sean pocos capítulos para un mejor reparto del tiempo y del presupuesto, porque así no se enrollan con tiempos muertos como en otras series.
En fin, acabamos de terminar el verano de 2018 y ya tengo una nueva serie para seguir hasta que termine completa. ¡Así no doy abasto!