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Spain Spain · Córdoba
i42poloj rating:
3
Horror. Thriller THE LAST WILL AND TESTAMENT OF ROSALIND LEIGH tells the story of Leon Leigh, an antiques collector who inherits a house from his estranged mother only to discover that she had been living in a shrine devoted to a mysterious cult of angels. Soon, Leon comes to suspect that his mother’s oppressive spirit still lingers within her home and is using items in the house – especially statues of angels – to contact him with an urgent message.
Language of the review:
  • es
June 21, 2016
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¿Pero esto qué puñetas es?
Empezamos con unos lentísimos planos que nos enseñan la cantidad de estatuas, adornos y tonterías que hay en esta casa. Lo primero que se me viene a la cabeza es la cantidad de trabajo que tiene que dar mantener todo eso limpio. Curiosamente no hay polvo ni telarañas entre tantas cosas, y eso que la casa está deshabitada.
Mientras vamos viendo este ajuar digno de “Empeños a lo bestia”, una voz femenina nos tortura el oído con tonterías metafísicas que no se sabe si tendrán algo que ver con la historia o son paranoias del guionista.
La cosa empieza bastante mal, pero luego sigue empeorando.
Se abre la puerta y nos encontramos con el protagonista. El tío parece una mezcla entre un primo lejano de David Guetta y el compañero de Walter White en “Breaking bad”. Extrañamente, se llama el colega Aaron Poole. ¿Será realmente primo de Aaron Paul? Vete a saber, aunque mejor sigo con otra cosa, que esto importa bien poco. Pero bueno, bromas aparte, el actor es más malo que un dolor de muelas.
Este personajillo, con el que se empatiza igual o menos que con el protagonista de una película de Uwe Boll, está como el niño Culkin en aquella cinta de Chris Columbus.
Como la casa es vieja, no tiene wifi, así que lo único a lo que se dedica es a andar de aquí para allá, mirando objetos y, de vez en cuando, asustándose con algo o investigando lo que pasó allí. Se ve que no tiene nada mejor que hacer.
Para amenizar la cosa, también hay planos filmando la casa sin que él se vea, por si no nos estábamos aburriendo lo suficiente.
De presupuesto se ve que andaban cortitos para pagar sueldos de actores. A la película le cuesta trabajo enseñar a gente. No se le ve la jeta ni siquiera al vecino que llama a la puerta, quedando fuera de plano. Los demás son voces al teléfono o aparecen en cintas de vídeo. Este tío está más solo que la una y no le da por irse de este tedioso sitio sin televisión ni internet.
Una noche, como el que no quiere la cosa, le da por escuchar una cinta de un tío con voz de heroinómano que solo con escucharla entra en trance. Yo creía que eso solo lo conseguían las canciones de Leticia Sabater o de Paquirrín. ¡Tremendo!
¿Vamos bien? Pues tranquilos, que todavía hay más.
Ha llegado la hora de asustarse con un bicho hecho por ordenador, que aparece así porque sí, sin relación ninguna con nada del argumento. Pero claro, como todo esto es tan absurdo, el primo de David Guetta se encierra a sí mismo, en lugar de intentar huir aunque sea por una ventana. Ni en los peores “slashers” de los 80 se cargaban tanto la suspensión de incredulidad.
Mientras seguimos soportando esta infinita sucesión de secuencias aburridas y estúpidas, me doy cuenta de que tiene una banda sonora absolutamente desastrosa. No está peor que la de “Ravenous” (lo cual es imposible), pero no se queda demasiado atrás. Y mientras seguimos sin pasar miedo y sufriendo esta tortura audiovisual, me doy cuenta de lo larguísimos que se pueden hacer 80 minutos (incluyendo los créditos). Si es que Einstein tenía más razón que un santo con la relatividad del tiempo.
Como diría Gandalf el gris, ¡corred, insensatos!
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
i42poloj
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