Disney hizo esta versión moderna y familiar de uno de los clásicos de la literatura del que más adaptaciones se han hecho a lo largo de la historia.
Y la jugada le salió bastante bien, a pesar de que probablemente se tome bastantes licencias.
Hay un tono general de humor y un aire moderno que a los más puristas les sentará mal, ya que probablemente diste mucho de la novela original.
Pero quitando eso, la película es divertidísima. Tiene el sabor de las grandes aventuras del cine y sus personajes despiden muy buen rollo.
El reparto está lleno de caras conocidas. Destacan especialmente los malos, Richelieu y Rochefort. Ambos se dejan odiar desde el primer fotograma en el que aparecen.
Entre los mosqueteros, el más llamativo es Portos, interpretado por Oliver Platt en un papel muy humorístico.
Las escenas de acción están muy conseguidas. Hay mucho combate a espada y un par de estupendas persecuciones a caballo, rodadas al viejo estilo. Con esto quiero decir que el montaje es fluido y la cámara no se mueve con espasmos, lo cual está muy de moda hoy en día pero no me parece que sea hacer las cosas bien.
También los escenarios y vestuarios están a la altura de las circunstancias.
Eso sí, en algunos momentos hay ciertas acrobacias que quedan un poco fuera de lugar. ¿Y qué pinta un asiático espadachín aquí?
Pero se le puede perdonar.
También está muy bien la música, incluyendo la canción "All for love", que se escuchó muchísimo en su momento.
La película tiene el sabor de la aventura clásica, cosa que Disney sabe hacer muy bien. Y es muy recordada por los que la vimos siendo adolescentes o niños. Hay que reconocer que está bastante mejor que la pasada de vueltas que hizo Paul Anderson en 2011.