Cínica comedia que gira alrededor del mundo de la política y las campañas electorales, es una mirada ácida a la influencia que ejerce EE.UU. en los países hispanoamericanos. Esta mirada a las pretensiones de control del país norteamericano se torna en una irónica y crítica cinta que cuenta con una espléndida interpretación de Sandra Bullock (Demolition Man), quien hace la película suya en medio de una batalla interpretativa con otra buena actuación de Billy Bob Thornton (Bandidos) en un papel que le viene como anillo al dedo. Girando en torno a esta lucha de egos y personajes sin escrúpulos, la película va directa al quid de la cuestión donde muestra que los candidatos deben hacer todo lo posible por ganar las elecciones, ya sea manchando la integridad del adversario descubriendo trapos sucios o simplemente creándolos de la nada. Alrededor de estos dos combatientes, encontramos a actores como Anthony Mackie (Capitán América: El Soldado de Invierno), el candidato Joaquim de Almeida (A Todo Gas 5), Zoe Kazan (Ruby Sparks) o Scoot McNairy (Black Sea).

Dirige David Gordon Green (Superfumados), capaz de crear una comedia con buenos gags que emergen fácilmente gracias a las disputas entre Bullock y Thornton. Flaquea en los pocos momentos en que se pone seria, ya que quedan desnivelados por las ambiguas intenciones de la película, que lucha por ser una crítica social irónica o una comedia sin otras intenciones que la de agradar a un público que sólo busca reír sin tener que mirar más allá del fondo del tarro. Quizás, el drama se haya ido tan abajo de ese tarro, que no logra emerger con facilidad. Así pues, se queda a medias en todas sus intenciones, aunque la mala leche sigue presente, mires por donde mires. Y en política todo vale, ¿verdad?.