El tándem Corbacho-Cruz nos ofreció muestras de ciertas habilidades a la hora de representar algunos aspectos de la sociedad española en “Tapas”. Lo vuelven a intentar en “Cobardes” utilizando el drama juvenil como telón de fondo y, claramente, no lo consiguen. Nos encontramos ante una trama muy en sintonía con los tiempos que corren, como es el acoso escolar, pero su tratamiento es rotundamente superficial. Se puede decir que es la antítesis de “La clase”, no ya por el uso de una desacompasada y desafortunada música, sino porque lo que podría convertirse en una representación de un tema crucial y de vital importancia para todos los públicos, como sucede en el film francés, en este caso se convierte en una simple exposición de desdichadas situaciones que difícilmente llegan a inquietar.