La carta de presentación de la desconocida Karyn Kusama venía precedida por 'Aeon Flux', película "palomitera" que contó con la presencia de la oscarizada Charlize Theron dos años antes y que resultó ser un completo desaguisado sin pies ni cabeza. Cuatro años después y con la vergüenza más que digerida, esta directora ha decidido contar de nuevo con los servicios de la chica de moda en Hollywood -o al menos eso muestran los rankings en las revistas para pajeros- que no es otra que Megan Fox (sí, sí, la de 'Transformers').

Tras ver el primer trabajo donde la señorita Fox es la protagonista por completo, se confirma lo que me temía: esta tía sólo ira a la gala de los Oscar a presentar premios, nunca a recibirlos. Salvando las lagunas interpretativas que a nadie le pillan por sorpresa, creo -y perdonadme la herejía- que Megan Fox muestra en este filme el suficiente morbazo como para que más de uno tenga que ir a coger papel higiénico nada más acabar la película. Con carencias o no, la tía le pone ganas, tiene chispa sexual de sobra y aunque el humor no sea su punto fuerte, borda su papel de calienta-pollas por el día, vampiro por la noche como ninguna. Del resto del reparto poquito que comentar, porque Megan y Amanda se comen toda la pantalla. Quizá la decepción se la lleve el gran J.K. Simmons, cual Capitán Garfio con peluca soltando palabras sin la más mínima gracia salvo en una escena que ya descubriréis.

El lastre le pone Diablo Cody (ganadora de un Oscar por 'Juno'), que firma un guión donde los diálogos (bochornosos a más no poder) están a la orden del día, del pelo de "¿no deseas verme las tetas"? o el mejor, "oye tía me desangro... ¿tienes un tampón?". No olvidar esa historia mil y una veces ya vista donde una poseída (con o sin conocimiento) asesina por doquier a todo estudiante de su campus/instituto o de esa ridícula trama explicando el affaire con el demonio a través de un estrafalario ritual.

Los únicos puntos a favor que tiene son la música, las dosis de sangre (los menores de edad hablan de gore), la ambientación y bueno, el cuerpo de Megan Fox pero ya lo comenté antes. La estética no es mala, si bien la escena de los animales en el bosque es una completa gilipollez, la de la piscina o el trato con la noche en general resultan muy interesantes en relación a este apartado.

En fin, que Megan Fox está para lo que está: enseñar cacha, lucir sonrisita de Jenni y soltar las cuatro frases tontas de turno. Olvidando un poco los conceptos más estrictos del cine y manifestando que sólo gustará al público juvenil -importante eso-, creo que por el mero hecho de pasar casi dos horas realmente entretenidas, por ver de nuevo los ojazos de Amanda Seyfried y por no ir de pretenciosa (como 'Crepúsculo' por ejemplo) no se merece un suspenso. Aprobado por los pelos y a otra cosa mariposa.