Average rating
6.7
Ratings
5,206
Reviews
1,665
Lists
182
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
-
Share his/her profile
Miquel rating:
7
7.4
2,384
Drama
King Henry II of England has trouble with the Church. When the Archbishop of Canterbury dies, he has a brilliant idea. Rather than appoint another pious cleric loyal to Rome and the Church, he will appoint his old drinking and wenching buddy, Thomas Becket, technically a deacon of the church, to the post. Unfortunately, Becket takes the job seriously and provides abler opposition to Henry than his predecessors were able to do. This ... [+]
Language of the review:
- es
March 6, 2011
30 of 31 users found this review helpful
Notable drama histórico y biográfico realizado por el antiguo actor y luego director de cine, de origen inglés, Peter Glenville (1913-1996). El guión, de Edward Anhalt, adapta la obra de teatro “Becket ou l’Honneur de Dieu” (1959), del francés Jean Anouilh. Se rueda entre mayo y septiembre de 1963 en escenarios naturales de Bamburg Beach, Bamburg Castle y Alnwich Castle (Inglaterra, RU) y en los Shepperton Studios (Shepperton, Inglaterra, RU), con un presupuesto estimado de 3 M. USD. Nominado a 12 Oscar, gana el del mejor guión adaptado. Producido por Hal B. Wallis para Paramount, se proyecta por primera vez en público el 11-III-1964 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en Inglaterra y en Normandía y otras localidades francesas, entre 1155 y 1170 (s. XII). En 1155 Becket es nombrado canciller del reino y muere el 29-XII-1170. Thomas Becket (Burton), nace en Londres en el seno de una familia burguesa originaria de Ruán (Normandía), por lo que era más normando que sajón. En el film es inteligente, sutil, frío, sagaz y astuto. Consciente de su valía personal, se siente profundamente insatisfecho de sí mismo hasta que acontecimientos imprevistos le impulsan a cambiar la orientación de su vida. Enrique II es impulsivo, caprichoso, egoísta, irascible, juerguista y mujeriego. Es tenido por un gran rey de Inglaterra, que gobernó bien, incluso después de la muerte de Becket, y que se enfrentó a numerosos conflictos por sus deseos de detentar el poder absoluto del reino.
Un excelente guión transcribe con precisión pasajes íntegros de la obra original de Anouihl, que adquiere una rica y convincente dimensión cinematográfica. Hace uso de una acertada y emotiva superposición de diversos niveles de figuras simultáneas o paralelas de contraste y contraposición, de las que se extraen recursos de un poderoso dramatismo y de una gran intensidad. La contraposición entre los dos protagonistas ocupa el centro del sistema y determina la evolución y el avance de la acción.
El enfrentamiento permanente entre los protagonistas se da acompañado de una amalgama de enfrentamientos adicionales: el rey y su familia, la Corona y la Iglesia, Inglaterra y Francia, los barones y el rey, el anciano obispo de Canterbury y la Corona, la jurisdicción real y la eclesiástica, el Papa y los cardenales, etc. Algunas contraposiciones se muestran encadenadas y relacionadas entre sí: la guerra con Francia, el aumento de impuestos y la oposición de la Iglesia, etc. La suma de conflictos diversos se administra con la mesura y el acierto necesarios para producir en el ánimo del espectador sensaciones positivas, alejadas de la saturación y el agobio. Contribuye en este sentido el estilo del guión, que es sencillo, claro y de fácil comprensión.
.../
La acción dramática tiene lugar en Inglaterra y en Normandía y otras localidades francesas, entre 1155 y 1170 (s. XII). En 1155 Becket es nombrado canciller del reino y muere el 29-XII-1170. Thomas Becket (Burton), nace en Londres en el seno de una familia burguesa originaria de Ruán (Normandía), por lo que era más normando que sajón. En el film es inteligente, sutil, frío, sagaz y astuto. Consciente de su valía personal, se siente profundamente insatisfecho de sí mismo hasta que acontecimientos imprevistos le impulsan a cambiar la orientación de su vida. Enrique II es impulsivo, caprichoso, egoísta, irascible, juerguista y mujeriego. Es tenido por un gran rey de Inglaterra, que gobernó bien, incluso después de la muerte de Becket, y que se enfrentó a numerosos conflictos por sus deseos de detentar el poder absoluto del reino.
Un excelente guión transcribe con precisión pasajes íntegros de la obra original de Anouihl, que adquiere una rica y convincente dimensión cinematográfica. Hace uso de una acertada y emotiva superposición de diversos niveles de figuras simultáneas o paralelas de contraste y contraposición, de las que se extraen recursos de un poderoso dramatismo y de una gran intensidad. La contraposición entre los dos protagonistas ocupa el centro del sistema y determina la evolución y el avance de la acción.
El enfrentamiento permanente entre los protagonistas se da acompañado de una amalgama de enfrentamientos adicionales: el rey y su familia, la Corona y la Iglesia, Inglaterra y Francia, los barones y el rey, el anciano obispo de Canterbury y la Corona, la jurisdicción real y la eclesiástica, el Papa y los cardenales, etc. Algunas contraposiciones se muestran encadenadas y relacionadas entre sí: la guerra con Francia, el aumento de impuestos y la oposición de la Iglesia, etc. La suma de conflictos diversos se administra con la mesura y el acierto necesarios para producir en el ánimo del espectador sensaciones positivas, alejadas de la saturación y el agobio. Contribuye en este sentido el estilo del guión, que es sencillo, claro y de fácil comprensión.
.../
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
View all
Spoiler:
/...
Las interpretaciones de O’Toole, Burton y Gielgud son sobresalientes. Destaca por su mayor desenvoltura y riqueza de registros la de O’Toole. Burton tiene a su cargo un papel más contenido, reflexivo e instrospectivo. Gielgud en sus dos o tres apariciones deja en el espectador un recuerdo duradero.
Forma parte del sistema de recursos narrativos la utilización de escenarios amplios y espacios de grandes dimensiones, en los que predomina la sobriedad y la austeridad decorativa. Las paredes se presentan libres de aditamentos, de acuerdo con los parámetros del estilo románico de los tempos, presididos por el Pantocrátor, y los palacios. Los movimientos de cámara y la sucesión de encuadres no sólo no distraen, sino que más bien fijan en el argumento la atención del público. El color alterna dos tratamientos: los cromatismos intensos y saturados de la familia (esposa Leonor y madre Matilde) en sus tareas de confección de tapices y los espacios religiosos que se presentan inmersos en combinaciones de luces tenues y penumbras, que evocan el pálpito oculto de la muerte y la idea del templo panteón, como se muestra en el arranque del film. El buen uso que se hace de la pantalla grande realza la visualidad de la obra y la belleza del film.
La banda sonora, de Lawrence Rosenthal (“El milagro de Ana Sullivan”, Penn, 1962) aporta 10 cortes, que ofrecen cantos gregorianos (el “Dies Irae”, excluido de la liturgia católica por el Vaticano II), creaciones de estilo gregoriano, viejas melodías populares y música descriptiva y de acompañamiento (cacerías, cabalgadas..). La suma de los cortes forma un conjunto equilibrado, rico, variado y de una elegancia tan austera, como seductora.
Las interpretaciones de O’Toole, Burton y Gielgud son sobresalientes. Destaca por su mayor desenvoltura y riqueza de registros la de O’Toole. Burton tiene a su cargo un papel más contenido, reflexivo e instrospectivo. Gielgud en sus dos o tres apariciones deja en el espectador un recuerdo duradero.
Forma parte del sistema de recursos narrativos la utilización de escenarios amplios y espacios de grandes dimensiones, en los que predomina la sobriedad y la austeridad decorativa. Las paredes se presentan libres de aditamentos, de acuerdo con los parámetros del estilo románico de los tempos, presididos por el Pantocrátor, y los palacios. Los movimientos de cámara y la sucesión de encuadres no sólo no distraen, sino que más bien fijan en el argumento la atención del público. El color alterna dos tratamientos: los cromatismos intensos y saturados de la familia (esposa Leonor y madre Matilde) en sus tareas de confección de tapices y los espacios religiosos que se presentan inmersos en combinaciones de luces tenues y penumbras, que evocan el pálpito oculto de la muerte y la idea del templo panteón, como se muestra en el arranque del film. El buen uso que se hace de la pantalla grande realza la visualidad de la obra y la belleza del film.
La banda sonora, de Lawrence Rosenthal (“El milagro de Ana Sullivan”, Penn, 1962) aporta 10 cortes, que ofrecen cantos gregorianos (el “Dies Irae”, excluido de la liturgia católica por el Vaticano II), creaciones de estilo gregoriano, viejas melodías populares y música descriptiva y de acompañamiento (cacerías, cabalgadas..). La suma de los cortes forma un conjunto equilibrado, rico, variado y de una elegancia tan austera, como seductora.