La adaptación televisiva de David Wiener de la novela homónima de Aldous Huxley escrita en 1932 nos dibuja un futuro "distópico" centrado en una sociedad tecnológicamente muy avanzada y hedonista en la que conceptos como privacidad, individualismo, sentimentalismo, romanticismo, libre albedrío, movilidad social y libre reproducción han desaparecido. Las sucesivas generaciones de ciudadanos salen de laboratorios de ingeniería genética, de donde vienen ya condicionados tanto en características psicológicas, físicas e intelectuales y divididos en castas con el sano objetivo de mantener la estabilidad social y asegurar la "felicidad" del individuo como miembro del grupo. Una droga de diseño, la "soma" (con distintas variantes, sabores y efectos) permite asegurar ese estado de felicidad y ausencia de dolor o sentimientos negativos, lo que además se potencia con una sobredosis de satisfacción sexual comunitaria en base a orgías permanentes. En esta sociedad hay dos estamentos claramente superiores, los Alfas y los Betas y hay pringados (los Epsilon y los Gamma), pero todos felices como perdices y controlados por una inteligencia artificial que los interconecta y se asegura que todo vaya como está previsto. Lo que no aceptan ese estado de cosas, los que se quedaron fuera de ese "mundo feliz" encarnado en el Nuevo Londres, son los "Salvajes", humanos estancados en una suerte de "reserva india" configurada como una comunidad rural de la Norteamérica más asilvestrada que sirve de parque de atracciones para los ciudadanos del Nuevo Londres, que por cierto han perdido toda referencia del pasado de la civilización. Y de ahí saldrá un elemento distorsionador que terminará afectando a la perfecta sociedad de ese mundo feliz.

Evidentemente, una distopia escrita en 1932 no puede ser llevada a la pantalla en nuestros días respetando rigurosamente el texto original, pues el mundo y la tecnología han cambiado mucho, Por ejemplo, en esta serie no hay ni rastro de la "religión" que se describía en la novela, el "Fordismo", pes cuando Huxley escribió "Un Mundo Feliz" la cadena de montaje concebida por Ford era lo más de la organización empresarial e industrial. El problema de esta versión es que ese mundo feliz que se nos presenta, y que en teoría debería causarnos rechazo, no lo hace en absoluto y de hecho resulta tremendamente atractivo (véase el físico de las actrices y actores. por no hablar del tema sexual). Hoy la ingeniería genética reproductiva es una realidad (temporalmente limitada pero no por muchos años), se está trabajando en placentas artificiales (aquí mismo, en España, a un lustro vista), también se especula con el efecto socialmente positivo de acortar la jornada laboral y en general ninguno de los avances tecnológicos que salen en la serie nos sorprenden demasiado ya que solo son una extrapolación de lo que hay hoy en día. Y en cuanto a las drogas de control psicológico y evasión, pues... ¿Qué decir que no sepamos ya?

Creo que, visto lo visto en la serie (que, por cierto, ha sido rodada en parte en la Ciudad de las Ciencias de Valencia), todos tendríamos muy claro qué mundo preferiríamos vivir, Y no sería en la reserva de los "salvajes" precisamente. Y ello gracias no solo al pulcro, sexy y sofisticado entorno en el que se mueven los protagonistas, sino a la estupenda química que existe entre los tres protagonistas principales (Alden Ehrenreich, Jessica Brown Findlay y Harry Lloyd).

Resumiendo, esta serie no pasará a la historia, pero es una adaptación muy agradable de ver, con un buen guion y buena producción. Además, es lo suficientemente corta para no hacerse pesada.