Ya lo canta Eminem al final de la película y, al parecer, hay quien no termina de pillarlo. Venga, el director, también guionista, se lo subraya: "se acabaron los videoclips". Jojojojo... Y es que entendería cualquier tipo de acusación hacia esta cinta, no sé, que si la única gorda que aparece en ese país de obesos que es América resulta ser Sharon Stone con 20 kilos más de maquillaje y no cuela, que si el doblaje de los chuloputas estos resulta indigerible y le hace a uno plantearse seriamente el renegar de tal sistema, que si la parte en plan mockumentary no termina de ser todo lo dramática que debiera y no lloré, que si oye esto es una historia real y se han comido el lunar que tal tipejo tenía en la mejilla derecha, justo arriba de donde la barba le hace un dibujo extraño, blablabla. Vale. Digo que entendería que a la cinta se le sacaran pegas, al fin y al cabo, qué no las tiene. Pero si una de las más repetidas es, precisamente, su apariencia, su estética videoclipera a caballo entre lo flipao y, a ver, lo todavía más flipao, entonces es cuando yo me preocupo y empiezo a pensar que nadie se enteró de nada.

Que no es que yo me crea muy listo, es que por algo el director deja pistas más que obvias a lo largo del metraje (incluso tenemos a Timberlake para que quede más patente ese intento por molar), que no es porque éste jugara un día al GTA, se creyera un gangsta y quisiera rendirles homenaje, no, es que los hay que sí que se lo creen, que viven en su burbuja acomodada desde la que, piensan, pueden dirigir la vida a su antojo, como en un puto videojuego: chicas guapas, fiestas interminables, tríos en piscinas (ejem), amenazas de boquilla sin ayuda de la pipa, drogas de todos los tamaños y efectos en el consumidor, etecé etecé. Pero no, coleguis, el mundo no va a así, en el mundo real las gilipolleces se pagan, en el mundo real hay que usar el coco de vez en cuando, que no está ahí puesto para que luzcas gorra nada más, capullo. Que queda molona que te cagas pero eso no te hace más listo. Apaga ya la puta MTV.

Total, que este tributo tan poco sutil a la estupidez humana me ha gustado. Si a ti lo que pasa es que no te va el trazo grueso pues te entiendo; ahora no vengas a decirme que esto es un producto precocinado más en busca de dibujar como molones a los malos. Sinceramente y sin ánimo de ofender a nadie, te equivocas.