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August 17, 2009
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Largometraje que sirve como ejemplo del crepúsculo de la comedia española, se adscribe a un género también crepuscular por aquel entonces como es el western. Dejando a un lado ciertas licencias-chapuzas propias de este tipo de películas, es este un tótem del humor, sembrado de momentos delirantes, tanto en su vertiente lingüística (los juegos de palabras de Antonio Ozores y Juanito Navarro: "qué mala pata" "tampoco soy manco" "soy un indio navajo, de Albacete") como en algo muy característico en otras recreaciones de la época ("Cristóbal Colón de oficio descubridor", "Juana la Loca, de vez en cuando", "El Cid Cabreador", "Cuando Almanzor perdió el tambor"...) que son los anacronismos (inspecciones de hacienda, referencias a Javier Solana...).
A pesar de que el protagonista sea Fernando Esteso y ya esté de vuelta de todo, el filme lo elevan a los altares la pareja secundaria formada por Ozores & Navarro. El primero en su papel de charlatán miedoso y el segundo representando a un indio escéptico, logran meterse en el bolsillo al espectador al tener un protagonismo considerable en la trama y en muchas escenas del filme. Ozores con su incontinencia verbal ininteligible (encima, haciendo de charlatán, como anillo al dedo) y Juanito con frases lapidarias y rostro imperturbable.
El guión no está nada mal planteado, con un pueblo atemorizado y dos candidatos a ser el pistolero salvador que distan mucho del arquetipo de cazarrecompensas. Mantiene la intriga y plantea los problemas a resolver por los protagonistas con total naturalidad (la hija del alcalde es secuestrada y "violada") y hay espacio para los guiños propios de la época que son las dosis adecuadas de pechamen y muslerío femeninos.
Súmense una excelente BSO, con un tema central absolutamente embriagador en música y letra, y constantes referencias explícitas para los amantes del western (Johnny Guitar, "cabalgar como Richard Widmark", "soy el hombre que mató a Liberty Valance"...) y se logrará el deleite de espectadores como usted, es decir, como yo.
A pesar de que el protagonista sea Fernando Esteso y ya esté de vuelta de todo, el filme lo elevan a los altares la pareja secundaria formada por Ozores & Navarro. El primero en su papel de charlatán miedoso y el segundo representando a un indio escéptico, logran meterse en el bolsillo al espectador al tener un protagonismo considerable en la trama y en muchas escenas del filme. Ozores con su incontinencia verbal ininteligible (encima, haciendo de charlatán, como anillo al dedo) y Juanito con frases lapidarias y rostro imperturbable.
El guión no está nada mal planteado, con un pueblo atemorizado y dos candidatos a ser el pistolero salvador que distan mucho del arquetipo de cazarrecompensas. Mantiene la intriga y plantea los problemas a resolver por los protagonistas con total naturalidad (la hija del alcalde es secuestrada y "violada") y hay espacio para los guiños propios de la época que son las dosis adecuadas de pechamen y muslerío femeninos.
Súmense una excelente BSO, con un tema central absolutamente embriagador en música y letra, y constantes referencias explícitas para los amantes del western (Johnny Guitar, "cabalgar como Richard Widmark", "soy el hombre que mató a Liberty Valance"...) y se logrará el deleite de espectadores como usted, es decir, como yo.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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La ESCENA:
Refugiándose de los bandidos, Esteso, Navarro y Ozores se plantan en medio de una tribu india. Esteso se disfraza de mujer, Navarro ya era indio, y Ozores se lo monta con un penacho de plumas para, en medio de la pipa de la paz, soltar un discurso improvisado en su lengua ozoresca que contribuye decisivamente a que los protagonistas pasen desapercibidos para los sanguinarios cuatreros.
Refugiándose de los bandidos, Esteso, Navarro y Ozores se plantan en medio de una tribu india. Esteso se disfraza de mujer, Navarro ya era indio, y Ozores se lo monta con un penacho de plumas para, en medio de la pipa de la paz, soltar un discurso improvisado en su lengua ozoresca que contribuye decisivamente a que los protagonistas pasen desapercibidos para los sanguinarios cuatreros.