Cuando en el casting para “Cabaret” comenzó; Liza Minelli fue considerada para el rol de Sally Bowls, una aspirante a estrella en la decadente Berlín pre Nazi.
Minnelli escogió su look de las estrellas del cine de los años veintes. Ella heredó al rol, la misma emotividad que le diera su madre Judy Garland a los papeles en que le vimos entrañablemente.
A punto de un colapso nervioso, vimos a una Liza inigualable.
Se podría decir que Liza nació para ese rol. Porque tal vez la inestable vida privada de Sally, era muy parecida a la de Liza en mundos alternos de diversidad sexual y glamur aderezado con números musicales y copas embriagadoras.