No hay mejor cosa que nacer con estrella, dice el refrán, y tal suerte le cupo a gente que empezó a moverse en el mundo de la cultura coincidiendo con un momento donde llovían subvenciones y no eras nadie sin estar en la "movida madrileña" y no digamos a Almodóvar, que cayó en gracia -además- a los de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas norteamericana; ¿por qué? repasen ustedes la historia de los premios otorgados a las mejores películas de habla no inglesa y verán cómo no se entrega a ninguna película francesa que no hable de los maquis o , alternativamente, no presente una historia de franceses comerranas de algún pantano recóndito de cualquier punto galo; no se dará un Oscar a ningún alemán que no hable de lo malos que eran los nazis o los alemanes orientales; ni a una película de la Europa del Este que no presente a los ciudadanos de aquellos países viviendo como en el culo del mundo, prostituyéndose y tal (se supone que por culpa de sus antiguos dirigentes)

Comparen, por favor con las películas de habla inglesa más galardonadas (Gladiator, Titanic, El Señor de los Anillos, etc).. ¿dónde está la crítica social que se le exige, por ejemplo, a una película eslovaca? ¿Ah, sí! Hay crítica social en películas como Slumdog Millionaire... cuya acción transcurre a miles de millas de las costas norteamericanas, y además deja transpirar un insufrible final feliz de "ya lo estamos arreglando", "ya estamos en ello".

¿Hay que seguir? Sí; para nada se premiará una película de habla hispana -y menos, española- que se atreva a presentar a nuestro país como un país puntero en el mundo, con una de las mejores servicios de sanidad y protección social, científicamente avanzado. Repasen las películas españolas (desde "Volver a empezar", con aquel Nobel Chanquete que sólo pudo triunfar en EEUU) y verán lo que les digo: el cine de de Almodóvar es lo que le gusta: astracanadas, prostitutas, colgaos, chaperos, abuelas grotescas como Chus Lampreave, toros, funerales, cementerios...

M. Ozores lo hacía también, pero él era divertido. Al menos. Y sacaba chicas en bolas, lo que fue su perdición ante la crítica.

¿Que no he hablado de la película? pues sí; es que se nota que Almodóvar, quizás consciente de que no puede estar siempre con sus historias de pajilleros, decide tratar de cambiar de registro... y no puede. Porque no sabe.

Una historia inverosímil, un guión inexistente, que trata de salvar con largas parrafadas absurdas intentando explicar lo inexplicable de actores/actrices fetiches como Marisa Paredes, una falta absoluta de ideas tras la primera idea, la de la venganza (que esa sí que es buena y se prestaba a muchísimo más...), ¿para qué seguir?

Los fans de Almodóvar, por supuesto, no harán caso y la verán con ojos deslumbrados de papanatas. Y acusarán, como siempre, de envidiosos a los que no vemos en Almodóvar más que un pretencioso director con poco talento y mucha suerte.

Los demás, no pierdan el tiempo