Se viene encima el gran acontecimiento de Sevilla y hay que limpiar la ciudad con un grupo con el que se intenta intimidar con hermanos y novias, con insulina y soledad, en busca de más bien pequeños "trapichosillos" de la heroína, si las pistas llevan a un bar de ricos no importa porque el objetivo no es erradicar cualquier droga, es lavar la imagen de los que se pinchan, eso sí, no se cortan en mostrar cuáles son las formas, la búsqueda de papelinas y confidentes tiene furia, hay un método que va creciendo a medida que avanzan las obras.

Sigue intentando intimar, pero más bien encuentra que la calle habla, no hay amigos, todos están muertos, pero nadie parece reconocer a policías que salen en los medios..., clásico lo del poli con principios que los va perdiendo y el sin escrúpulos que se ablanda para encontrar un testigo de redención y de mostrar las consecuencias de las drogas en una chica guapa... no se engaña a nadie si se dice que es una película fácil, digerible y apetitosa que encuentra una buena campaña para recorrer barriadas reales, pero que no salpica sino al grupo, no llega al concepto de politiqueo, igual no interesaba, sólo habla de limpiar y de intentar intimar.

El abuso y la imparcialidad, amenazas internas y la opinión que va tomando la calle, perder los papeles y errores para tratar de equilibrarla, medidas desesperadas con resultados mediocres, nada por encima del menudeo para estos "Intocables de Eliot..." y con un malo que aparece tarde, mal y en plan peli de Bond con ridículas secuencias cuando los convierten Parchís, qué fácil tiraron las armas!..., la humillación de los hombres de Harrison más que nada es graciosa, trata de darle valor a aquellos pendientes para apagar la última vela y volver, pero es que ya la llama se acabó en cuanto se convirtió en un producto sin valor social ni político, pero lo peor es una resolución estúpida, no sabían que hacer, sin chispa, sin anillo ni diana, intentando intimar.