Aunque sea la profesión de su protagonista, aquí no se consigue narrar una aventura, es curiosa y familiar, incluso algún detalle es descarado, pero ese mensaje de gente a la que le gusta la gente sin conseguir dibujar gente... parte de una idea primaveral pero sobre vidas sin interés, a pesar del drama, de las segundas oportunidades, o de la oportunidad de encontrar pareja en medio de tantas hectáreas, sólo se podría destacar las diferentes adaptaciones de sus personajes.

El primer día de una nueva aventura, la decisión en manos de una niña que juega con pavos reales, algo que hacer, algo que grabar para entregarle al público optimismo ante el problema de las familias rotas, para tomarte un día de relax, para ese día en el que el cine de autor que cuestiona los valores morales se escapa a nuestra capacidad de atención, cine convencional en todo salvo en los animales, que también.

Llega a la antipatía entre humanos, se mantiene, y hay que decir que es entretenida, por la lástima y otros sentimientos pero hacia los animales, no consigue ser didáctica para los menores ni ofrece un compromiso a la naturaleza, de una posible experiencia espiritual se pasa a cine para estar "apalancado", un drama carente de acercamiento, ausencia de altibajos morales y la sensación camuflada de que el oso, como el resto de animales, se sintió libre pues eso, cuando estuvo libre.

Una película sobre el esfuerzo con la dosis de los 84.000, del dilema del tigre, sin duda lo más resaltable, sobre la relación padre hijo que se odian para quererse en el momento necesario y así con todo, eso sí, nadie puede negar que en algún momento disminuya su energía, se puede decir que sabe mantener un tono, por lo que detrás considero que hay un buen equipo capaz de hacer cine de verdad, no el del beneficio.