Cinta de género fantástico, al que muchos críticos y espectadores han tildado también de comedia. ¿Comedia? No creo que lo sea, ni lo pretenda siquiera. Supongo que será porque a algunos espectadore/as les puede hacer cierta gracia el que, mientras una pareja haga el amor, se les aparezca la novia muerta del chico. A mí, desde luego, gracia, lo que se dice gracia, no me hizo ninguna.
Lo mejor que se puede decir del film es que no aburre, se deja ver y tiene cierto interés, sobre todo por saber cómo diantres finalizará todo. Y el final no puede ser, al menos para mí, más decepcionante. Se lo sacan de la manga los guionistas, que también son los directores, y punto pelota.
Lo mejor son las interpretaciones de las dos actrices, cada una con su peculiar personaje, sobre todo la que encarna a la susodicha Nina. Del actor protagonista mejor callar.
Buen empaque técnico, con estimable fotografía de Oliver Russell y un metraje al que le sobran, sin duda alguna, algunos minutos.
Lo mejor, además de la primera aparición de Nina, es la conversación en el restaurante, entre los padres de Nina y el protagonista. Lo que dice el padre, por muy duro que sea no deja de ser lo que de verdad piensan quienes han perdido un ser querido e intentan pasar página sin éxito.
En definitiva, que se puede ver perfectamente, pero que si no se ve no se pierde uno/a mucho que digamos.

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