Buena película, todo un drama, narrado de forma casi minimalista, estilo cuasi documental, con muchos momentos de silencios y miradas, y expresión de multitud de sentimientos con apenas un gesto o una actitud.
La cinta se sigue con indudable interés pese a que el ritmo sea más bien parco, pero cada pocos minutos se nos da un elemento más que completa la historia.
Así, escenas como la del juego de los niños en el parque, la cena con los abuelos donde salen los conflictos y reproches familiares, o el juego en el bosque entre las niñas, nos muestran un universo íntimo doloroso, donde la muerte hace poco apareció de forma trágica y ahora, con la ayuda del cariño familiar se trata de hacer feliz a una niña que acaba de perder lo más sagrado y cercano y debe adaptarse a otras personas y entorno, de la gran capital al rural, donde todo es diferente.
Muy bien interpretada y dirigida con aparente sencillez y mucho amor hacia los personajes, la película cala en el corazón del espectador sin ruido, de forma natural, hasta un final donde se atisba la esperanza.
Recomendable.

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