A Manolo Morán un buen día, harto del poco sueldo que tiene como funcionario que no le llega ni para comprar un sombrero nuevo, se pone el mundo por montera y decide cambiar de vida. El plan será abandonar la casa, irse a la costa y dejar el trabajo. Su hija le sigue y deja al novio que tenía. El hijo deja los estudios y le sigue también. Viva lo imposible es una especie de cuento con un inicio interesante y sigue con acierto pero con la llegada del circo la película se torna en pura tristeza, muy densa. Uno espera un ritmo adecuado a la decisión, un ritmo valiente, con encontronazos y avances alentadores, etc. Pero creo que no hay más que patinazos en su discurrir.
La figura de Gila, en principio interesante, termina resultando patética. Las actuaciones son dignas por la calidad del elenco pero como digo, en vez de ir aumentando en interés, la acción decae. Lo mejor por tanto son las actuaciones. La película deprime un poco. Un poco bastante.