Hay que entrar en el pellejo del vigilante de un gran hotel cerrado por el invierno, la nieve, la lejanía; la incomunicación, el no poder salir y, entonces, empezar a sentir cierta claustrofobia y como que el niño y la mujer empiezan a cansarte… Tantas habitaciones y todas vacías... Al menos parece que en el salón comedor sigue la fiesta...

…
-Por favor… Un bourbon con mucho hielo.
Ese salón festivo, tan alegre y, en cambio... da canguis, se siente algo maligno...
…

-Si me permite decirlo, señor, su hijo es un poco maleducado. Debería hacer algo al respecto.
-Es su madre… Es una entrometida.
-Pues creo que debería mostrarse más enérgico. Tendría que tomar una decisión…

Estaremos de acuerdo que es una escena grandiosa, impactante, un camarero insinuándose al cliente con todo el descaro sobre la mala educación de su hijo, y el otro aceptándolo, admitiéndolo con pudor. Kubrick nos acojona, nos descoloca, nos aísla...

Una buena y terrorífica película que creo que ha visto todo el mundo y que así lo piensa. Uno de los mayores éxitos de Kubrick.