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floïd blue rating:
7
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September 27, 2019
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John Rambo pasará a la historia. Seguro que el día de mañana alguna productora recupera su nombre para continuar la saga con otro actor. La habrán cagado. Rambo es Stallone y no puede ser otro. Y aquí lo ha querido dejar claro.
Cuando se habla en serio (y con mucha afectación) de cine y se citan nombres, siempre se recurre a esos clásicos de películas inmortales o muy premiadas, nombres consagrados, y si uno no quiere ser tachado de ignorante y zafio debe callarse nombrar a tipos como Sly. Pero Sly sabe crear cine y sabe de lo que habla dentro de su ámbito, y ha mantenido en la palestra a un personaje durante décadas, a un tipo que la gente que se considera "entendida", rechazan de plano porque es un personaje asocial, rudo, mentecato, muy descolocado, de habla entrecortada y medio psicótico y aún así, se le aplaude. Y lo mismo nombramos a Rambo como podríamos decir Rocky, y eso, señores, tiene un mérito.
Con Rambo, Last Blood, podríamos pensar que ha perdido su esencia, que el cambio climático y el nuevo mundo le dejan fuera de lugar, que su aparición no es lógica, que su tiempo ha pasado, pero ¿cómo va a volver? No es lógico. Y lo que vemos es que Rambo, muy al contrario, vuelve y participa de este nuevo mundo como cualquier cooperante, como un joven voluntario que se presta a ayudar en desgracias sin sueldo ni seguros ni cotizaciones. Rambo no está desubicado como pretende que creamos.
Acorralado (1982), fue su lanzamiento, y su aparición fue un éxito irrepetible, ahí está el problema, que ya no puede haber surprise. Fue un marine contenido porque jugaba en casa y no era plan matar a americanos, estaría mal visto, por eso las siguientes fueron misiones fuera de casa. Aquí podríamos pensar que pierde su esencia enfrascándose en una venganza alejada de su género, pero no, por ese lado no hay nada que temer, sigue siendo Rambo y regresa a su defensa, a la defensa de su persona y de lo suyo.
Como película no hay más que decir. Es el incomprendido, el tocao, el solitario, el sentimental, el llorón, el rompecorazones… El de siempre.
Cuando se habla en serio (y con mucha afectación) de cine y se citan nombres, siempre se recurre a esos clásicos de películas inmortales o muy premiadas, nombres consagrados, y si uno no quiere ser tachado de ignorante y zafio debe callarse nombrar a tipos como Sly. Pero Sly sabe crear cine y sabe de lo que habla dentro de su ámbito, y ha mantenido en la palestra a un personaje durante décadas, a un tipo que la gente que se considera "entendida", rechazan de plano porque es un personaje asocial, rudo, mentecato, muy descolocado, de habla entrecortada y medio psicótico y aún así, se le aplaude. Y lo mismo nombramos a Rambo como podríamos decir Rocky, y eso, señores, tiene un mérito.
Con Rambo, Last Blood, podríamos pensar que ha perdido su esencia, que el cambio climático y el nuevo mundo le dejan fuera de lugar, que su aparición no es lógica, que su tiempo ha pasado, pero ¿cómo va a volver? No es lógico. Y lo que vemos es que Rambo, muy al contrario, vuelve y participa de este nuevo mundo como cualquier cooperante, como un joven voluntario que se presta a ayudar en desgracias sin sueldo ni seguros ni cotizaciones. Rambo no está desubicado como pretende que creamos.
Acorralado (1982), fue su lanzamiento, y su aparición fue un éxito irrepetible, ahí está el problema, que ya no puede haber surprise. Fue un marine contenido porque jugaba en casa y no era plan matar a americanos, estaría mal visto, por eso las siguientes fueron misiones fuera de casa. Aquí podríamos pensar que pierde su esencia enfrascándose en una venganza alejada de su género, pero no, por ese lado no hay nada que temer, sigue siendo Rambo y regresa a su defensa, a la defensa de su persona y de lo suyo.
Como película no hay más que decir. Es el incomprendido, el tocao, el solitario, el sentimental, el llorón, el rompecorazones… El de siempre.