Un duelo con lanza puede durar una hora, y yo creo que más si son Allan Ladd Y Richard Conte los que están en disputa. Son personas muy preparadas y esquivan fácilmente la lanza. Pero hasta que llegan ahí, habrán tenido que pasar por muchas cosas.
Allan Ladd, oficial de la Legión Extranjera, tras una batalla, encuentra el paraíso perdido y se enamora de la hija del Gobernador. Cualquiera se enrolaría en la Legión Extranjera si así pudiera encontrar el paraíso perdido. Esto es La legión del desierto, y no está mal. Como es una producción de 1953 (sin los grandes efectos visuales informáticos), las aventuras aquí relatadas no tienen momias gigantescas ni legiones de monstruos surgidos de las arenas del desierto ni las consabidas serpientes venenosas en el foso de una tumba, ni siquiera nazis del Afrika Korps buscando el Arca de la Alianza.
Pero tienes a Allan Ladd y a Richard Conte luchando por el paraíso perdido y por la hija del Gobernador. Muchos hombres, si llegaran a ver esta película, estarán conmigo que si no en esta vida, tal vez en otra, se enrolarían en la Legión Extranjera sólo por poder llegar algún día a estar al lado de la hija del Gobernador y quedarse en el paraíso perdido. Ella sí que tiene un gran efecto visual.