Lo cierto es que si no fuese porque reconozco que me van las historias lacrimógenas, de escenas desgarradoras y dolor inosortable, no me habría lanzado a ver esta película ni de broma. Lamentablemente, lo que prometía ser un dramón del siete, en menos de media hora se convierte en más bazofia propagandística socialista. Nulo interés cinematográfico. Estereotipos políticos, alegatos antifranquistas y exaltación de las pobres víctimas de la dictadura. Lo único que merece la pena es el rebote del Fernán Gómez casi al final de la película. Sólo le faltó su mítico "a la mierda!" que tantos momentos de gloria dió y por lo que al menos dejará algo de huella en esto del séptimo arte. Lo dicho. Mejor ni ver. Por suerte mi perro ya se comió unos cuantos huesos que yo siempre le hago buscar por cunetas y demás. Es mi homenaje a esas víctimas.