El comienzo en la iglesia y Quim Gutiérrez me estaban cargando de lo lindo. Con lo que me gustó este chaval en “AzulOscuroCasiNegro”, pero aquí interpreta el único papel que se me ha hecho sobreactuado en toda la película. Los demás me han ido gustando cada vez más. Raúl Arévalo y Adrián Lastra muy divertidos en sus puntazos, e Inma Cuesta dando un toque de agradecida naturalidad. Clara Lago ha sido una pequeña sorpresa, así como Antonio de la Torre, el derrotado bebedor ex-propietario de videoclub con memoria prodigiosa para recordar títulos cinematográficos, sus actores y sus años de edición.
Un disparatado regreso al hogar, donde reencontrar amores perdidos, reconciliar conflictos, liberar traumas y soltar lastres durante las fiestas del pueblo, con su entrañable verbena, las ganas de pasarlo bien, la playa, los recuerdos de una niñez y juventud maravillosas, en la edad en la que aún no había problemas serios, ni traiciones, ni huidas, ni guerras de Afganistán, y el primer amor estaba ahí por descubrir, y una chiquilla perseguía a un chavalote mayor que frecuentaba el videoclub de su padre sin que él le hiciera caso, porque aún no le habían crecido las tetas.
Un viaje loco y bonito de tres primos para recordar lo que es sentirse otra vez libres... Esta vez para siempre.