Al mirar su ficha en Filmaffinity y fijarse en que esta modestita comedia de aventuras de los ochenta tuvo una nominación al Óscar en la categoría de mejor guión original, uno no puede menos que preguntarse si tan mal estaba ese año la competencia en cuanto a guiones. No recuerdo qué otras películas recibieron nominaciones y se llevaron los galardones de 1986 (tendría que echar un vistazo en el apartado de los Óscars de todos los años), pero tampoco tendría que sorprenderme de que sea así. Lo de los Premios de la Academia de Hollywood se caracteriza por encumbrar con frecuencia peliculillas corrientes, y por ignorar con igual frecuencia obras maestras. No es extraño, puesto que el cine como arte es subjetivo y el jurado que decide sobre los premios también es subjetivo, como todos los jurados. Si se pone de moda Almodóvar por ejemplo, como si se pone Perico el de los Palotes, a los jueces les faltará muy poco para lamerle los zapatos. Y si por el contrario un autor presenta una película sobre un tema que en ese momento se considere tabú en la Academia, le harán una cruz más grande que la de Cristo. En fin, lo de los premios, como todo, es relativo y para nada determinante. Muy llamativo, sí, y da mucho prestigio (qué bien suena eso de que tal peli haya siddo nominada a algo o que haya recibido un Globo de Oro o lo que sea). Pero no hay que dejarse deslumbrar demasiado, porque puede ser un engañabobos. Cada cual decide al verla.
Reírte, te ríes. Mick Dundee, el aventurero australiano que delante de una tía buena finge afeitarse con su cuchillo de medio metro de largo para presumir de machote, pero que si no hay moros en la costa se rasura la barba con una cuchilla como las Gillette de toda la vida, es muy simpático, con su filosofía del buen rollo y su encantadora aura de paleto. La chica alegra los ojos y más a quienes les guste ese tipo de vista. Son una pareja con química, no se puede negar.
Yo la tengo en la lista de "esas películas normales que tienen algo especial para mí". Porque he pasado unos cuantos ratos agradables con ella en el salón, compartiendo risas con la familia. Porque se valora más en compañía, en esas tardes en las que no se le exige gran cosa a la tele.