No existe ni creo que vaya a existir jamás una serie de televisión que vuele hasta estas cotas insospechadas de calidad, de profundidad, de estudio y evolución psicológica de sus personajes, de humanidad, de realidad, de nivel interpretativo.
Es y será la mejor serie de la historia de la televisión, salvo que algo más sublime venga a desbancarla (cosa poco probable desde mi perspectiva).
Y lo es porque lo tiene todo: la sabia mano de Alan Ball dirigiéndolo todo, unos guiones que son una lección magistral de vida y muerte, un plantel de actores de primera magnitud en estado de gracia todos ellos y a la vez, realismo y realidad por todos los poros de sus episodios, y la magnitud del antepenúltimo de ellos, seguramente el mejor episodio jamás filmado en la historia del audiovisual.
Nunca HBO volará tan alto, lo cual es casi decir que nunca la tele llegará tan lejos.
Puede haber otros productos televisivos que se acerquen por su interés y calidad, como "Mad Men" o "Breaking Bad", pero no llegan ni llegarán a donde "Six Feet Under" llegó, a cambiarnos la vida.