Una interesante tercera parte donde seguimos la historia de los hijos de aquellas personas de la calle Elm Street que hicieron justicia por mano propia quemando a Freddy. La maldición sigue vigente y ahora esos jóvenes sufren las peligrosas pesadillas en donde deberán sobrevivir a la furia de aquel maniático asesino de niños.
El filme logra levantar el nivel de la paupérrima segunda parte, aquí tenemos una cinta de grandes efectos especiales y de intensa narración, casi me animaría a decir que es mejor que la primera entrega ya que aquí es donde se explica lo que realmente ocurrió con Freddy, sus orígenes y su fin en la vida real.
Ambientada en una institución psiquiátrica, en la cinta se mezcla mucho de paranoia y de surrealismo con esas magníficas atmósferas que aparecen en las pesadillas donde el terror aparece de variadas formas. Mucha tensión en las persecuciones y cruentas muertes, una tercera entrega que vale la pena verla porque posee intensas secuencias que nos mantienen atentos al relato, un filme de la década del ochenta que revitaliza aún hoy al género tan vapuleado del terror.