"The Flash" era una oportunidad maravillosa para mostrar otro lado del universo heroico de las viñetas. Si otros héroes del universo DC pueden mostrar ciudades a las que les gusta estar sucias, hay otro marco donde esta versión televisiva de Flash brinda brillantes colores, una buena dosis del sentido de humor y optimismo.

En ese sentido, la apuesta del programa funciona a las mil maravilla. De cualquier modo, a diferencia de la línea que ha seguido Marvel con Netflix, se nota que DC ha apostado claramente por el público juvenil. Nada de malo hay en ello, únicamente que hay una exclusividad que impide al héroe más veloz del mundo alcanzar alguna trama más madura.

Ese pecado de juventud se paga mucho en la primera temporada, donde parece que no interesar parar en ningún momento para que no se noten algunos vacíos argumentales. Todos los personajes son insultantemente imberbes, lo cual perjudica cierta credibilidad por momentos.

Eso sí, el casting es adecuado es sus protagonistas principales y el show va siempre de menos a más, cogiendo algunos de los momentos más emblemáticos del señor Allen, especialmente "Flashpoint".

Su convivencia con Arrow y Supergirl es una excelente noticia para todos los amantes de tan emblemáticos iconos de los cómics.