Duro, cruel, triste, sobrecogedor, terrible drama sobre la violencia de género y el maltrato a la mujer. Dos temas que por desgracia aún siguen estando de actualidad, como lo demuestra el incremento notable de mujeres asesinadas a manos de sus parejas sentimentales en estos últimos años. Icíar Bollaín dirige este impresionante retrato social, tan real como la vida misma, tan doloroso como un guantazo en la cara, tan temible como una amenaza. Bollaín nos hace meternos en la piel de esa mujer maltratada, nos introduce de lleno en su mundo de miedos, indecisiones, congojas y desconsuelos. Y no sólo hace ponernos en el lugar de la víctima, sino también del maltratador, con un estremecedor Luis Tosar capaz de intimidarnos con una sola mirada y de transmitir sin palabras la confusión de su mundo interior. Un “te juro que voy a cambiar” no es más que una falacia, detrás de esta frase se esconde una bestia con ansiedad de violencia. Pero esa bestia puede exteriorizar su lado más humano y ser capaz de ponerse en manos de profesionales para intentar cambiar, aunque la posibilidad no esté entre sus opciones. Bollaín no recurre a la violencia extrema, sutil en este aspecto, sino que lo expresa a través de una voz alta, una amenaza gestual, una humillación pública.

Lo mejor: la coherencia con que dibuja a sus personajes.

Lo peor: que algunas personas se sientan identificadas.