Lo nuevo de David S. Goyer es un previsible y convencional filme de terror en el que se entremezclan de manera monótona temáticas mil veces vistas en el género. Un puñado de apariciones espectrales de un niño poseído, gemelas estigmatizadas, espejos que reflejan al maligno (en este aspecto, son innegables las similitudes con la última película de Alexandre Aja) y satanismo a precio de saldo conforman una empanada pobremente adornada con media docena de giros poco o nada sorpresivos. La cosa no hubiera ido a mayores y se quedaría en un simple producto de consumo si no fuera por culpa de su escena final, un ritual de exorcismo de verdadero chiste, digno de entrar en los anales de la comedia más desmadrada. Es a causa de este ridículo clímax que La semilla del mal tiene el dudoso honor de ser de esas películas que te hacen pasar vergüenza ajena. De la película poco más se puede decir, sólo nos queda preguntarnos: ¿Cómo es posible que David S. Goyer, guionista de Batman Begins y El caballero oscuro, sea capaz de dirigir semejante bodrio?... los caminos de la creatividad son inescrutables.