Clive Owen es el protagonista de esta nueva vuelta de tuerca a la ya clásica, y manida, historia del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda. Y digo lo de vuelta de tuerca porque lo que Fuqua (aunque de seguro auspiciado por Jerry Bruckheimer, quien ejerce de productor y cuya alargada sombra se deja notar a lo largo de toda la cinta) nos propone una película de acción y aventuras a medio camino entre Gladiator y El señor de los anillos (The Lord of the Rings). Si bien, huelga señalar que el resultado final es decididamente inferior.

Y es que la película, como típica superproducción veraniega que es, peca de simplista (¡a pesar de ello su duración supera las dos horas!), ya que sus personajes están bastante mal definidos (prácticamente se dividen en buenos y malos) y los diálogos acaban resultando, en su mayoría, un tanto bochornosos (sirvan como ejemplo los edulcorados recitales con que sus protagonistas nos alegran, es un decir, los oídos). Si se ve como lo que es, un simple y vacuo divertimento, incluso puede resultar simpática.