El director de “Saw” (2004) parece haberse convertido en una especie de esperanza blanca para el sufrido género del terror. Su estilo clásico a la hora de rodar y su cuidado en el acabado de sus obras lo hace uno de los directores más fiables para los fans del género. Con “Insidious” lo ha vuelto a demostrar.

El tema de las posesiones y las casas encantadas siempre ha dado mucho juego en el cine de terror, pero es cada vez más difícil encontrar películas que den miedo o inquieten de verdad, dos aspectos esenciales que demanda cualquier espectador. Wan sabe tocar perfectamente esos resortes y adivina qué elementos del subconsciente son los más sensibles a ese terror primario que anida en nosotros, provocado por el desconocimiento de algunos hechos extraños a nuestros sentidos y la fenomenología que lleva detrás. En “Insidious” se explora el miedo a lo que se esconde en la oscuridad de la mente de un niño que se encuentra en un aparente estado de coma, y las consecuencias paranormales que ese hecho produce a su alrededor.

Wan maneja sus cámaras con planos de libro, de los de escuela básica de cine de terror. Por ello, muchos aficionados tendrán un “déjà vu” en la mayoría de las secuencias y en muchos de los sucesos que va desarrollando el guion. Wan plantea, por tanto, una revisión de cintas tan asentadas como “Poltergeist” (1982) o “El exorcista” (1973) sin apenas cambiarles la esencia y añadiendo un toque personal allí y otro allá.

Otro aspecto destacable es el hecho de que “Insidious” no sólo pretende ser un ejercicio de terror psicológico, sin nada de sangre y con imágenes inquietantes, sino que también trata al espectador de forma inteligente, retándole a seguir las pistas que van apareciendo sutilmente a lo largo del metraje para atar los cabos al final.

Pero (siempre hay uno, y este es bien gordo), si bien el filme tiene un formato más que aceptable y es loable su intención de mantener el espíritu de los clásicos, el resultado final no deja de ser un tanto pretencioso, y ese aura permanece en todo momento como un espectro pegado a cada fotograma. Además, Wan parece ir olvidándose poco a poco de sus intenciones iniciales y el planteamiento de la cinta va decantándose hacia algo mucho más convencional en su segunda mitad.

Por tanto, parece que “Insidious” tiene un poco de todo, bueno y malo, pero sigue siendo una buena elección que no defraudará al aficionado al género. Recomendable.