Por fin una película española que demuestre que no solo se hacen chapuzas en nuestro país, de la mano de Daniel Monzón, un director que siempre ha sido bastante meticuloso con sus trabajos anteriores. Aquí, el director es capaz de contarnos una historia dura y reflexiva que sucede en una cárcel con unos personajes muy precisos.

Un funcionario tiene su primer dia de observación en la cárcel de Zamora, donde empezará a trabajar. A partir de que se produce un motín y todos los individuos que habitan el lugar salen de sus correspondientes celdas. Todo cambiará y se producirán una serie de actos inimaginables.

Su primera media hora es lo más trepidante que se ha visto en el cine español, por la ola de cambios que se ven y el giro que desata el film a hechos posteriores. Continúa, y todo lo que importa es el seguimiento dentro de la prisión, donde se encuentra el protagonista central, Mala Madre (Luis Tosar). La andadura de los actores principales que recorren desde principio a fin es una sorpresa sin paliativos, por la serie de cambios que viven a lo largo de la película. Daniel Monzón hace un trabajo extraordinario mostrando un mensaje arrollador que da pie a pensar que detrás del rol que caracterize a cualquiera, dentro puede existir verdadera calidad como persona. Olvidar los violentos actos que muestra Celda 211 es inevitable, sin caer en el abuso de escenas agresivas, que las tiene pero todo con un paso a paso y una coordinación atada perfectamente. Lo único que se le puede achacar a ésta producción española es el afán de protagonismo que recae sobre el personaje de Tosar, la relación que éste mantiene con el co-protagonista Alberto Amman, algo subreal y poco profunda. También se denota la débil participación de otros actores, que no dan en absoluto ese carácter como lo muestra Luis Tosar en su papel.

Otros actores de manera satisfactoria llegan a sobreponerse, pero no todos consiguen llevar su interpretación al mismo nivel que lo alcanzan los dos principales actores de esta película. Se puede decir que Antonio Resines, como siempre no decepciona, por lo demás poco que añadir puesto que todo se centra en la ascendencia que siguen los personajes de Tosar y Amman.

Celda 211 puede considerarse una buena película que según va avanzando, lo bueno se convierte en notable por la dura serie de acciones que aparecen en ésta cinta, el trabajo de los actores principales y el giro que da la historia que hace que mantengas el interés cada segundo. Puede ser previsible en algunas ocasiones y que parezca que todo acaba como uno espera, pero acaba consiguiendo ser lo contrario.