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vitroxbh rating:
8
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55,826
Drama. Romance
The curtain of salmon colored roses and heavy gold fringing which covers the stage is pulled back to reveal a Pina Bausch spectacle, Café Müller. Among the spectators, two men are sitting together by chance. They don't know each other. They are Benigno (a young nurse) and Marco (a writer in his early forties). On the stage, filled with wooden chairs and tables, two women, their eyes closed and their arms extended, are moving to the ... [+]
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- es
December 11, 2016
3 of 3 users found this review helpful
Hable con ella es una película del director español Pedro Almodóvar. Se estrenó en el año 2002 y cuenta, entre otros premios, con un Óscar a mejor guion original.
Lo escribo todo en spoilers por si acaso
Lo escribo todo en spoilers por si acaso
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El argumento está protagonizado por dos hombres que van consolidando una fuerte amistad entre ambos, Benigno y Marcos. Se conocen en una clínica: la novia de Marcos acaba de entrar en coma debido a su profesión de torera; y Benigno, que es enfermero, cuida de Alicia, otra chica en estado de coma de la cual está enamorado.
Los personajes principales están tremendamente trabajados en su psicología. Los numerosos flashbacks a la vida de cada uno de ellos nos ayudan a entender mejor su forma de actuar. Vemos, por ejemplo, cómo Lydia (la torera) arrastra un cierto conflicto generacional asumiendo la profesión de su difunto padre; o cómo los dos protagonistas tuvieron una mujer que les supuso un fuerte punto de inflexión en el pasado: en el caso de Marcos es su exnovia y en el de Benigno, la madre de la que tuvo que hacerse cargo durante quince años. Pese a este hecho que le impidió tener una adolescencia “normal”, y sumándole además la nula relación que tenía (y tiene) con su padre, Benigno es una persona que afronta la vida con optimismo. Es decir, no muestra interés para asumir su dolor ni sus traumas, lo que supone en él un sacrificio y un conflicto internos.
Las situaciones dramáticas se hacen también presentes en los personajes secundarios: una enfermera que se ha quedado sola con tres hijos, una presentadora de televisión patética que hace cualquier cosa por audiencia, etc.
Teniendo en cuenta las características de los personajes y los temas que aborda la película (amor, amistad, soledad, esperanza…) no podía estar impregnada de otra cosa que no fueran sentimientos y emociones. El acompañamiento musical, presente en una gran medida, ayuda a reforzar la expresión de estas sensaciones, así como la acertada utilización de los planos: uso abundante de primeros (más expresivos) y desde una angulación frontal (sitúa al espectador a la misma altura que los personajes).
La fotografía y puesta en escena son austeras, realistas. En ocasiones se recurre al uso de símbolos, como el plano de Marcos en el espejo retrovisor del coche para mostrar que es frágil, la presencia de lámparas de lava o un punto de libro que nunca se va a mover para aludir a la especie de “limbo” en el que se encuentra Alicia… y cómo no: el corto mudo en blanco y negro, dentro de la misma película, para simbolizar el acto de la violación (a su vez también, un homenaje/referencia a El increíble hombre menguante).
Haciendo alusión a este aspecto de la violación es donde destaca la brillantez del director: nos presenta a Benigno como un hombre increíblemente cariñoso y afectivo (hasta su nombre lo es), pero de repente, bajo el amor edulcorado que siente por Alicia aparece un acto tan brutal e inmoral como lo es una violación a una paciente en coma. Al habernos estado vendiendo el argumento constantemente como si fuese una historia amorosa (extraña, sí, pero amorosa al fin y al cabo), el espectador se la acaba creyendo con creces. El hecho es aún más remarcable si tenemos en cuenta que el público es plenamente consciente de que en un juzgado de la realidad, un argumento así sería imposible de creer.
Almodóvar ya nos lo avisa en los momentos iniciales del filme. Coloca la cámara subjetiva en Alicia y presenciamos, totalmente vulnerables, a los enfermeros limpiándonos la sangre del período cual mancha de grasa. Es como si nos dijese: “Estáis totalmente indefensos, voy a manipularos como quiera”.
Los personajes principales están tremendamente trabajados en su psicología. Los numerosos flashbacks a la vida de cada uno de ellos nos ayudan a entender mejor su forma de actuar. Vemos, por ejemplo, cómo Lydia (la torera) arrastra un cierto conflicto generacional asumiendo la profesión de su difunto padre; o cómo los dos protagonistas tuvieron una mujer que les supuso un fuerte punto de inflexión en el pasado: en el caso de Marcos es su exnovia y en el de Benigno, la madre de la que tuvo que hacerse cargo durante quince años. Pese a este hecho que le impidió tener una adolescencia “normal”, y sumándole además la nula relación que tenía (y tiene) con su padre, Benigno es una persona que afronta la vida con optimismo. Es decir, no muestra interés para asumir su dolor ni sus traumas, lo que supone en él un sacrificio y un conflicto internos.
Las situaciones dramáticas se hacen también presentes en los personajes secundarios: una enfermera que se ha quedado sola con tres hijos, una presentadora de televisión patética que hace cualquier cosa por audiencia, etc.
Teniendo en cuenta las características de los personajes y los temas que aborda la película (amor, amistad, soledad, esperanza…) no podía estar impregnada de otra cosa que no fueran sentimientos y emociones. El acompañamiento musical, presente en una gran medida, ayuda a reforzar la expresión de estas sensaciones, así como la acertada utilización de los planos: uso abundante de primeros (más expresivos) y desde una angulación frontal (sitúa al espectador a la misma altura que los personajes).
La fotografía y puesta en escena son austeras, realistas. En ocasiones se recurre al uso de símbolos, como el plano de Marcos en el espejo retrovisor del coche para mostrar que es frágil, la presencia de lámparas de lava o un punto de libro que nunca se va a mover para aludir a la especie de “limbo” en el que se encuentra Alicia… y cómo no: el corto mudo en blanco y negro, dentro de la misma película, para simbolizar el acto de la violación (a su vez también, un homenaje/referencia a El increíble hombre menguante).
Haciendo alusión a este aspecto de la violación es donde destaca la brillantez del director: nos presenta a Benigno como un hombre increíblemente cariñoso y afectivo (hasta su nombre lo es), pero de repente, bajo el amor edulcorado que siente por Alicia aparece un acto tan brutal e inmoral como lo es una violación a una paciente en coma. Al habernos estado vendiendo el argumento constantemente como si fuese una historia amorosa (extraña, sí, pero amorosa al fin y al cabo), el espectador se la acaba creyendo con creces. El hecho es aún más remarcable si tenemos en cuenta que el público es plenamente consciente de que en un juzgado de la realidad, un argumento así sería imposible de creer.
Almodóvar ya nos lo avisa en los momentos iniciales del filme. Coloca la cámara subjetiva en Alicia y presenciamos, totalmente vulnerables, a los enfermeros limpiándonos la sangre del período cual mancha de grasa. Es como si nos dijese: “Estáis totalmente indefensos, voy a manipularos como quiera”.