Por lo que sea, la gente se ha puesto muy cachonda con esta película, en plan: «Guau, es superextrema y superlibre, retrata de una forma brutal la sociedad en la que vivimos». Y, vale, es fea y desagradable, pero tampoco nos flipemos: sobre todo es aburrida y previsible. Su directora es la responsable de esa pervertida idiotez supuestamente feminista, pero descarademente rodada para pajilleros, llamada 'Revenge', así que tampoco podíamos pedirle peras al olmo.

De verdad que no sé por qué sigo viendo las películas de este brasas con ínfulas. Todos los personajes podrían morir y me quedaría a gustísimo. Leo cosas sobre el agudísimo y negrísimo sentido del humor del director griego y me siento como el joven Indiana Jones cuando escapa de la cueva y dice: «Se han perdido todos menos yo».

Filmaffinity me exige más chicha para darles luz verde a mis reseñas, así que monóculo, plaza de los Cubos, club de lectura y subvenciones sí.

El peor anuncio de ropa de la historia. A la peña le entusiasma trabajar con este director. La peña está fatal.

Lo bueno es que se trata de un corto. Lo malo, que, aun siendo un corto, parece que no va a terminarse jamás en la vida.

Te da la sensación de que Pedro Almodóvar no ha visto ni una sola del oeste y de que se ha metido a torear en la plaza que no era. Mejor que pruebe con la Guerra Civil. AH, NO, QUE YA PROBÓ Y SE LUCIÓ.

Va de una panda de periodistas flipaos con cara de intensos todo el rato y ganas de protagonizar sus propias noticias. No tiene sangre en las venas, el reparto es horroroso y, al final, la historia, Estados Unidos y los personajes te dan un poco igual.

Mola Jesse Plemons, pero hasta él se aburre, así que se va a cenar a casa y a ver el 'Grand Prix', mucho más emocionante.

No sé qué de unas bandas de marroquíes y yugoslavos que trafican con drogas, Hugo Silva haciéndose mayor y un montón de escenas de discoteca con la música altísima. Poco nos drogamos, el dolor de cabeza es intenso.

Marbella sale hecha unos zorros.

Punto positivo: ha tenido que venir la tele a mostrarnos un realidad que, por lo que sea, para la prensa no existe.