El cine también tiene sorpresas maravillosas. De tarde en tarde te encuentras con maravillas como esta película. Es literatura, color, música en estado puro. La vida, pues el cine es en parte la vida reflejada, tiene amores, desamores, soledades.
Esta película es un reflejo de los vaivenes de la vida en que se ven los personajes, en donde se combinan a la perfección la historia que cuenta, la música y el color.

Supongo que estamos acostumbrados a tanta mediocridad en nuestras pantallas que cuando vemos algo que se sobrepone a esa media, se produce una tendencia a la sobrevaloración y, en este caso, creo que fue lo que me pasó al verla, pues considero que muchas críticas y comentarios habidos están sobrevalorados.

Hacer un guión de una historia coral, como es esta, tiene sus dificultades, pues no entiendo, por ejemplo, al personaje de J. Gyllenhaal al principio. Estás mucho rato preguntándote este qué pinta en la historia, para aparecer, hacia el final, como alguien que no se sabe bien bien porqué en un personaje paranóico.

Y la historia es relativamente simple de contar, no tiene un gran trasfondo creativo, ni complejo, ni mucho menos sicológico. Por eso mismo entiendo poco la complejidad del guión y lo larguísima que es la película. Pero ya se sabe que narrar bien es un arte al alcance de muy pocos. Para acabar como lo hace y con el mensaje que transmite, podía haberlo hecho una hora antes y quizás la historia ganaba en claridad y concisión.

Johngon