Bajo el sugerente título se esconden las verdaderas intenciones del director y del guionista: la poesía. Hay poesía en la dirección, en la actuación y en la fotografía. Es Poesía, una película profunda con un guión magistral y con la actuación extraordinaria de una mujer que no ganará un Oscar porque es coreana (aunque la película supongo que sí) pero que da una clase maestra de actuación. La mezcla de cine policial, de investigación y pasatista hacen un cocktail que nadie debiera dejar de beber, lo que está escrito no está sugerido y viceversa y la parábola tiene tal perfección que asombra. Cine grande, grandísimo, emocionalmente superior. Una película entre las mejores que he visto en los últimos 50 años.

Si alguien valora su tiempo, ese soy yo. A mi edad no puedo entretenerme con pretenciosos caballeros que munidos de algún presupuesto se lanzan a la peregrina idea de que una película es una historia contada en el plazo mas largo que se pueda, antes que el espectador caiga alcanzado por ráfagas de sueño y vientos de pesadilla. La película es interesante porque el tema (aunque trillado) siempre es asombrante (perdón por el neologismo) y porque trabaja de actriz la señora Blanchett y porque uno quiere ver como han conseguido un bebé que parezca un viejo y un viejo que pase por bebé y encima muera. Para ello hay que sufrir 2 horas y media o mas. Que Pitt siga poniendo su cara aniñada con el mismo gesto hasta que lo alcance la vejez (luego hará el mismo gesto pero con arrugas)

Pocas veces he visto en el cine norteamericano tal desprecio por el espectador como en esta película, y digo desprecio porque creo que está hecha a propósito de esta manera, tan burda y absurda. Primero el personaje de Marlowe interpretado por un mediocre actor que aquí mejora su performance para ser simplemente patético, segundo el personaje de Wade interpretado por un excelente actor a quien Altman trata por todos los medios y consigue hacerlo aparecer como un idiota, ni hablar del resto de los personajes y las situaciones que nada tienen que ver con la escritura de Chandler. El guión es una serie de ridículos clips y tan mal filmada que hace suponer que Altman, que es un buen director, ha hecho esto por venganza, por dinero o para demostrar que los estudios de cine pueden no perder dinero aun filmando disparates.

El engaño pasa por el apellido, uno lee Coppola y piensa en Francis Ford pero no, es la hija que avalada en el apellido, en la zoncera de la crítica y el italiano (idioma, auto, hotel y Roma) realiza un soporífero film al que le sobran no menos de 45 minutos. Pasad de alto y volved a las fuentes mal vale padre conocido que hija laureada.

El genio de Di Palma revuelve necesariamente los excrementos que los etadounidenses van dejando en el camino de la humanidad. Al revolverlo lógicamente hay un olor (hedor) que repugna y por suerte este director comprometido con la sociedad, no muestra, salvo algunas pocas al final, imágenes reales. De haber querido hacer una documental lo estaríamos tildando de provocador y manipulador. En cuanto a lo meramente cinematográfico la superposición fílmica le agrega a la película creación, la de un verdadero artista.