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8,4
35.308
7
22 de diciembre de 2009
22 de diciembre de 2009
74 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
La perdición consiste para Walter Neff (Fred MacMurray), agente de seguros, en conocer a Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck) cuando busca renovar la póliza de seguros de los dos automóviles de su marido. Yo no veo problema en saber desde el principio quién es el asesino de éste, porque el interés reside en cómo se desarrolla la trama y se descubre, no es saber quién cometió el asesinato.
Los afilados diálogos son los propios de cualquier novela negra de Raymond Chandler (aunque están extraídos de la obra de otro autor, él sólo se ocupó del guión) y puedes disfrutar de las rápidas frases que se intercambian Walter y Phyllis: en su primer encuentro, frente a las insinuaciones de él, ella le susurra “Me pregunto si entiendo lo que dice” y él le espeta directo “Me pregunto si se lo pregunta”. Genial.
Pero… siendo objetivos y procurando no dejarse llevar por la gran admiración que Billy Wilder nos inspira, la verdad es que ésta no es una película redonda. Para empezar, es más que chocante que Phyllis despierte en Walter esa gran pasión a los diez minutos de conocerse. Un calentón, se comprende, eso sucede incluso en menos tiempo, pero aceptar matar al marido de alguien que se acaba de conocer, eso sólo se hace por dinero, no porque en dos días se esté rendidamente enamorado. La historia continúa también de forma apresurada y apenas hay tonalidades grises en la psicología de los personajes. El disimulo del encuentro en el supermercado, consistente sólo en ponerse unas gafas oscura, es ridículo.
Ignoro si Barbara Stanwick resultaba en 1944 una convincente mujer fatal capaz de llevar a la perdición a un hombre. Supongo que lo de llevar una pulsera en el tobillo sería por entonces el no va más del atrevimiento y el atractivo sexual, pero a mí me parece muy poco atractiva en ese papel con la peluca platino. En papeles de mujer de carácter sí estuvo siempre creíble, pero como mujer extremadamente seductora, no me convence. Yo no mataría por ella y dudo también que Walter lo hiciera.
Me rendí sin discusión ante “Testigo de cargo” o “El crepúsculo de los dioses”, por poner sólo dos ejemplos de la filmografía de Wilder, pero a ésta no la puedo considerar una obra maestra del cine clásico. Eso sí, Edward G. Robinson en su papel de supervisor del agente de seguros, está asombroso.
Los afilados diálogos son los propios de cualquier novela negra de Raymond Chandler (aunque están extraídos de la obra de otro autor, él sólo se ocupó del guión) y puedes disfrutar de las rápidas frases que se intercambian Walter y Phyllis: en su primer encuentro, frente a las insinuaciones de él, ella le susurra “Me pregunto si entiendo lo que dice” y él le espeta directo “Me pregunto si se lo pregunta”. Genial.
Pero… siendo objetivos y procurando no dejarse llevar por la gran admiración que Billy Wilder nos inspira, la verdad es que ésta no es una película redonda. Para empezar, es más que chocante que Phyllis despierte en Walter esa gran pasión a los diez minutos de conocerse. Un calentón, se comprende, eso sucede incluso en menos tiempo, pero aceptar matar al marido de alguien que se acaba de conocer, eso sólo se hace por dinero, no porque en dos días se esté rendidamente enamorado. La historia continúa también de forma apresurada y apenas hay tonalidades grises en la psicología de los personajes. El disimulo del encuentro en el supermercado, consistente sólo en ponerse unas gafas oscura, es ridículo.
Ignoro si Barbara Stanwick resultaba en 1944 una convincente mujer fatal capaz de llevar a la perdición a un hombre. Supongo que lo de llevar una pulsera en el tobillo sería por entonces el no va más del atrevimiento y el atractivo sexual, pero a mí me parece muy poco atractiva en ese papel con la peluca platino. En papeles de mujer de carácter sí estuvo siempre creíble, pero como mujer extremadamente seductora, no me convence. Yo no mataría por ella y dudo también que Walter lo hiciera.
Me rendí sin discusión ante “Testigo de cargo” o “El crepúsculo de los dioses”, por poner sólo dos ejemplos de la filmografía de Wilder, pero a ésta no la puedo considerar una obra maestra del cine clásico. Eso sí, Edward G. Robinson en su papel de supervisor del agente de seguros, está asombroso.

5,2
1.726
4
29 de marzo de 2013
29 de marzo de 2013
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película podría haber estado bien. El material de partida era bueno (unos niños que no sienten el dolor), y la historia podría haber dado mucho más de sí. El inicio es impactante y está bien realizado, pero a partir de ahí, el empeño en hacerlo todo lo más dramático posible convierte el argumento en algo inverosímil. Yo estoy dispuesto a creerme que existen los vampiros mientras veo una buena película de vampiros, y que existen los zombies mientras veo "The Walking Dead", pero que de entrada a unos niños pequeños con esa peculiaridad se les encierre incomunicados en una especie de mazmorras oscuras en pleno siglo XX en una película que pretende ser realista, pues como que no.
Las películas han de tener una lógica interna para que el espectador entre en la historia, no todo vale para ganar en dramatismo. Algunos diálogos son ridículos y muchas de las situaciones están mal planteadas. El ritmo o es apresurado o se ralentiza, según le apetece al director, no según las necesidades de la historia. En resumen: falta inteligencia o experiencia. O ambas cosas.
Crítica 71
Las películas han de tener una lógica interna para que el espectador entre en la historia, no todo vale para ganar en dramatismo. Algunos diálogos son ridículos y muchas de las situaciones están mal planteadas. El ritmo o es apresurado o se ralentiza, según le apetece al director, no según las necesidades de la historia. En resumen: falta inteligencia o experiencia. O ambas cosas.
Crítica 71

4,9
4.644
5
9 de agosto de 2010
9 de agosto de 2010
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia va de un paciente con personalidad múltiple (Jonathan Rhys Meyers) y de cómo una psiquiatra (estupenda Julianne Moore en su papel) intenta descifrar el misterio, que trasciende la enfermedad mental en sí. Tenemos también ocasión de ver a Frances Conroy, la inolvidable Ruth Fisher de “A dos metros bajo tierra”.
A mi modo de ver, el principal problema de las películas de terror reside en que los personajes, frente al monstruo, el fantasma, el espíritu o cualquier otro elemento terrorífico con el que tengan contacto, se comportan de forma completamente contraria a como lo haría cualquiera en la vida real. Y este es el problema también de esta película. Nadie en su sano juicio iría de noche para entrevistarse con una gente que incluso de día da miedo. Y mucho menos solo. A partir de ahí, el resto es cuesta abajo.
Por eso “El exorcista” sigue siendo una de las películas de terror más buenas que se han hecho: porque frente a una situación terrorífica, la madre de la niña poseída y el resto de personajes se comportan como lo haría una persona en la vida real en esa misma situación. Por supuesto, estamos dispuestos a admitir que existen los fantasmas, las posesiones infernales, los aparecidos y los monstruos, al menos durante el tiempo que estamos viendo la película de terror, pero cuando en una escena alguien se mete en un bosque de noche para investigar algo que da miedo, nos entra la risa. Eso sí que no nos lo creemos. Porque nosotros hubiéramos ido de día y acompañados, en todo caso.
No obstante, la película es interesante porque durante toda la primera parte provoca tensión en el espectador, que no sabe todavía qué pistas seguir. Luego la cosa decae y se mete en vericuetos de brujería, misterios de la fe y otras cuestiones que rebajan la calidad del planteamiento inicial y además lo vuelven bastante confuso. Pero se deja ver porque entretiene y la ambientación está bastante lograda. Eso sí, el mensaje es de un fundamentalismo religioso difícil de digerir.
A mi modo de ver, el principal problema de las películas de terror reside en que los personajes, frente al monstruo, el fantasma, el espíritu o cualquier otro elemento terrorífico con el que tengan contacto, se comportan de forma completamente contraria a como lo haría cualquiera en la vida real. Y este es el problema también de esta película. Nadie en su sano juicio iría de noche para entrevistarse con una gente que incluso de día da miedo. Y mucho menos solo. A partir de ahí, el resto es cuesta abajo.
Por eso “El exorcista” sigue siendo una de las películas de terror más buenas que se han hecho: porque frente a una situación terrorífica, la madre de la niña poseída y el resto de personajes se comportan como lo haría una persona en la vida real en esa misma situación. Por supuesto, estamos dispuestos a admitir que existen los fantasmas, las posesiones infernales, los aparecidos y los monstruos, al menos durante el tiempo que estamos viendo la película de terror, pero cuando en una escena alguien se mete en un bosque de noche para investigar algo que da miedo, nos entra la risa. Eso sí que no nos lo creemos. Porque nosotros hubiéramos ido de día y acompañados, en todo caso.
No obstante, la película es interesante porque durante toda la primera parte provoca tensión en el espectador, que no sabe todavía qué pistas seguir. Luego la cosa decae y se mete en vericuetos de brujería, misterios de la fe y otras cuestiones que rebajan la calidad del planteamiento inicial y además lo vuelven bastante confuso. Pero se deja ver porque entretiene y la ambientación está bastante lograda. Eso sí, el mensaje es de un fundamentalismo religioso difícil de digerir.

5,3
1.224
6
16 de marzo de 2013
16 de marzo de 2013
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película extravagante, una comedia negra que al principio maldita la gracia que hace (al menos a mí no me la hizo). Estuve a punto de dejar de verla a la media hora pero, sea por lo que sea, seguí viéndola. Y entonces la cosa fue mejorando poquito a poquito hasta llegar a interesarme realmente. O sea que es una película que, al revés que la mayoría, en lugar de ir deshinchándose a medida que avanza después de un principio prometedor, es bastante mejor la segunda parte que la primera y, al final, todo encaja perfectamente. ¿Es una obra maestra? Pues no. Pero sí es una película extraña, diferente y original. Y eso es mucho en esta era de 'copy & paste'.
Crítica 70
Crítica 70
9 de febrero de 2013
9 de febrero de 2013
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace mucho se estrenó “Un dios salvaje”, de Polanski, en la que dos matrimonios discutían en una sala de estar porque el hijo de uno de ellos le había pegado al hijo del otro matrimonio. La reunión comenzaba de una forma cordial y educada y se encarrilaba luego hacia el cruce de acusaciones directas y sin miramientos. En este sentido, la película “El nombre” se le parece. (No en vano ambas son adaptaciones de obras de teatro francesas ). ¿Cuál es mejor? Ambas son buenas según mi opinión. Los actores/actrices están magníficos en ambas, si bien en la de Polanski, dado que la carga dramática del guión es mayor, destacan más. Sin embargo, las situaciones me parecen más creíbles en “El nombre”, por ser menos exageradas. Todos hemos vivido alguna velada así, en la que todo empieza como una agradable reunión y luego salen a relucir los recónditos rencores de unos hacia otros y viceversa.
Se trata de una película inteligente, basada en los diálogos rápidos y brillantes, el fino humor y la ironía, sin olvidar el sarcasmo más o menos cruel, y la denuncia de las falsas posturas “progres”. Muy recomendable.
Crítica 61
Se trata de una película inteligente, basada en los diálogos rápidos y brillantes, el fino humor y la ironía, sin olvidar el sarcasmo más o menos cruel, y la denuncia de las falsas posturas “progres”. Muy recomendable.
Crítica 61
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